* El pendular discurso de Osorio Chong
* “… Y si se equivoca, vuelve a mandar”
* FGE: opera sin controles de confianza
Jorge VALDEZ REYCEN
Miguel Osorio Chong ha sido pendular en su posicionamiento retórico, frente a la lucha interminable contra grupos delincuenciales.
El discurso de ayer, de condena a los gobiernos de Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega Martínez, no fue del todo autocrítico, si se toma en cuenta que el combate a los grupos criminales que han disparado los índices de homicidios dolosos es de competencia federal. Responsabilizar a los gobiernos estatales, es una lectura que demuestra el fastidio del titular de la SEGOB, pero también una salida no muy decente y digna de su nivel de ministro de Gobernación.
Es como hablar mal en la casa del ahorcado.
MOCH no tuvo cuidado en su retórica de repartir las culpas a los ex gobernadores Aguirre y “El Royer”, cuando es de todos sabido que el gobierno federal ha sido autocomplaciente, simulador y omiso en aplicar con éxito las estrategias de seguridad, anunciadas desde hace más de dos años y medio. Allí, Osorio fue omiso, soslayó decirles a los empresarios que también ha incurrido en fallas y errores. Es de humanos, cometerlos.
No han sido pocas las ocasiones que gobernadores han usado la siguiente expresión: “el que ordena… manda. Y si se equivoca… ¡vuelve a mandar!”
La crisis que se vive en Guerrero desde 2013 con los huracanes “Ingrid” y Manuel”, que se agudizó en septiembre del 2014 y que estalló en 2015 con lo que alude Osorio Chong del “abandono de las instituciones”, lleva cuatro años. En ese lapso, los gobiernos han dado traspiés y tumbos. Se puso en predicamento serio la gobernabilidad con la caída del gobierno de Aguirre; además, hubo cero crecimiento de obra pública, un galopante y feroz desempleo; y este guiso fue sazonado con una guerra de cárteles por “las plazas” de las principales ciudades, inseguras, sin policías, indefensas.
Este diagnóstico soslayó Osorio Chong. El escenario descarnado de un Guerrero abandonado no sólo por los gobernadores… sino por la Federación, cuando más se necesitó de su apoyo. Hoy es fácil hacer leña… en una retórica que no restañe, ni alivia cicatrices; ahonda rencores y busca repartir culpables.
Aguirre se fue. Rogelio Ortega dejó hundidas las finanzas y la confianza. Astudillo llegó a enderezar el inminente naufragio. El sofocón ha durado seis meses. Es “todólogo” en tierra del todo-anda-mal.
En la Fiscalía General del Estado siguen trabajando los funcionarios sin haber sido sometidos a exámenes de control y confianza, ni certificados. La FGE debe ser la primera en imponer los candados a quienes laboran en áreas susceptibles de ser tocadas por la corrupción. De continuar como van, cualquier acto de los servidores públicos carentes de certificación y aptitudes podría quedar sin legalidad, y hasta ser motivo de sanciones por la Ley de Responsabilidades para Servidores Públicos.
La Contraloría General del Estado sigue sin dar color de las auditorías al gobierno de Rogelio Ortega Martínez, ni parece haber voluntad de hacer que muchos de los exfuncionarios que demandaron laboralmente y ganaron laudos contra el gobierno sigan hincando el diente a la ubre de las finanzas.
Es un diagnóstico integral lo que faltó a Osorio Chong tener en sus manos. Y si realmente quiere hacer algo por Guerrero, tiene en sus manos los controles para operar y poner orden a todo.
Por eso es pendular la retórica de Osorio.
Nos leemos mañana… SIN MEDIAS TINTAS.