* El monumento data de 1778, y actualmente recibe alrededor de 122 mil visitantes al año

 

ACAPULCO.— Arquitectura militar y un avanzado diseño de ingeniería del siglo XVIII son rasgos característicos del Fuerte de San Diego que este 2016 celebra 30 años de su incorporación a la red museística del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como sede del Museo Histórico de Acapulco, un bastión que preserva y difunde la memoria histórica del célebre puerto guerrerense.

Fue el 24 de abril de 1986 cuando la antigua fortaleza del barrio Petaquillas se transformó en un museo de sitio para narrar, principalmente, el glorioso pasado de intercambio comercial entre México y Filipinas, en tanto que ahí se almacenaron las mercancías que transportó el legendario Galeón de Manila.

Hoy “es un museo vivo”, indicó Víctor Hugo Jasso, director del recinto, “es un referente de vida e identidad para la comunidad; está en perfectas condiciones, es un ejemplo de arquitectura militar y funciona como centro polivalente que ofrece diversas actividades para el público que anualmente ronda los 122 mil visitantes”.

El monumento data de 1778 y hoy en día es un espacio atendido por sus propios trabajadores, indicó su director.

En palabras de los trabajadores, el Fuerte de San Diego les ha dado todo: empleo, desarrollo profesional, amigos y un profundo orgullo por laborar en un monumento de importante talla: es el único edificio colonial de Acapulco y ha sido testigo de todos los acontecimientos históricos de la bahía.

La infraestructura del recinto abarca un proyecto sustentable. El agua se recolecta en la temporada de lluvias y sirve para el resto del año, la mayor parte de la energía eléctrica se obtiene mediante celdas solares, tiene conexión a internet y un sistema con cámaras de seguridad.

Frente al caudal de opciones que provee este famoso destino turístico, el Museo Histórico de Acapulco ha sabido ganarse un lugar entre el público local y foráneo.  Lo mismo se da visitas programadas en español que en inglés, francés, japonés y lenguas indígenas, como el náhuatl y el tlapaneco; también se atiende turismo de cruceros y visitas escolares.

En 12 salas de exhibición permanente, el contenido del museo aborda la cronología histórica del puerto, desde los primeros pobladores, pasando por la actividad comercial de los navíos provenientes de Filipinas durante el virreinato, hasta la hazaña militar de Morelos en el movimiento de Independencia; todo ello en medio de una narración sobre los diversos usos que ha tenido el inmueble a lo largo del tiempo.