¿Guarida protegida en Tixtla?

 

Felipe Victoria

 

Preguntan suscriptores cibernautas de mi canal en Youtube para el programita “No lo diga”, ¿por qué siguen tolerando y manteniendo abierta la escuela Normal Rural de Ayotzinapa en Guerrero?

En Europa y Asia algunos muchos creen que Latinoamérica sigue siendo el paraíso de las dictaduras y golpes de Estado, como en Argentina y Chile, o de guerrillas eternizadas como fueron las de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y es la de Venezuela; lo malo es que consideran o creen que México está ya en cualquiera de esas situaciones.

Claro que también conocen de que el globalizado narcotráfico mexicano es de los más poderosos del mundo, por la facilidad con que operan los cárteles en este país y la fama de capos acaudalados como El Chapo Guzmán, inscrito entre los principales millonarios del mundo según la revista ‘Forbes’.

A estudiantes universitarios de otras latitudes les ponen como tema de estudio lo que sucede en México, atorado para ser potencia mundial en su idiosincrasia y la endémica corrupción, inmerso en la inseguridad y las raterías de políticos desmesuradamente ambiciosos.

Conocen regularmente de los despilfarros de algunos mexicanos cuando vacacionan por allá, o trascienden los depósitos en Suiza de políticos, pero reconocen que en materia de narcotráfico los cárteles mexicanos están en la indiscutible cumbre mundial.

Desde lejos, fría y desapasionadamente identifican las raíces de algunos graves problemas nacionales; no solo es la idiosincrasia latina bullanguera, supersticiosa y fanática que impera en México, sino el robustecimiento de cárteles que hacen negocio a costillas de los enfermitos adictos, les espanta la inmunidad e impunidad de las “mañas” regionales que extorsionan fácilmente a los sectores productivos.

En varios países del extranjero los extorsionadores y secuestradores no estarían presos sino muertos, porque allá no les costean vacaciones en prisiones a delincuentes peligrosos que no tengan remedio, como los perros que comen huevo.

Estudiantes mexicanos al fin, no pierden la maña de querer ahorrarse trabajo cuando les dejan tareas de investigación, sobre todo en universidades muy exigentes, pero una cosa es la “cuatitud” y colaborar con opiniones y versiones de la actualidad de quienes estamos aquí, y otra darles información de historia que bien pueden buscar en el Internet.

La palabra Ayotzinapa alcanzó ya niveles de espanto internacionalmente. Me preguntaban si nunca hubo un presidente mexicano con suficientes pantalones para clausurar la escuela que en la época del General Lázaro Cárdenas, era para forjar maestros rurales y ahora es nido de entrenamiento de guerrilleros urbanos subversivos.

Les parece una reverenda estupidez que los gobiernos paguen por criar cuervos, a menos que haya intereses muy oscuros que proteger; solamente les pasé el tip de que a principio de su mandato en los cuarenta, Don Manuel Ávila Camacho quiso cerrar la escuela normal y hasta encarceló a una docena de “ayotzinapos”, pero no pudo lograrlo.

Estudiantes de California, Massachussets y Texas calculan que de seguir agravándose las anomalías en Ayotzinapa, que ya afectan la seguridad nacional mexicana, la DEA y la CIA tendrían que efectuar un operativo similar al exterminio del cuartel general de las FARC colombianas hace pocos años.

Sí, claro que tienen bajo observación a control remoto las ligas entre algunos miembros de la UAGro con la guerrilla colombiana institucionalizada, cuyos procedimientos rurales con grupos armados de autodefensa clonaron en Guerrero recientemente, y por eso están con pendiente.

No hay más cera que la que arde y lo que se ve no se juzga; los normalistas rurales de Ayotzinapa trajeron de cabeza a varios gobernadores de Guerrero y Héctor Astudillo Flores no será la excepción, mientras no tome una drástica decisión junto con Peña Nieto.

Desde la guerrilla de los sesenta y setenta el siglo pasado, fueron maestros egresados de Ayotzinapa los caudillos. Después hace poco, dos veces utilizaron a normalistas como carne de cañón: en diciembre de 2011 y septiembre de 2014, en Chilpancingo e Iguala, para conseguir tumbar del poder al gobernador Ángel Aguirre Rivero.

Hoy en día al que pretenden cargarle el crimen colectivo de Estado desapareciendo personas es al presidente Enrique Peña Nieto, sin reconocer el escarmiento brutal a los 43 vándalos que les dio la mafia amapolera de la región de Tierra Caliente por robarles su “merca” que trasladarían en un autobús de pasajeros de Iguala hasta Chicago.

En su columna “ESTRICTAMENTE PERSONAL” publicada el lunes 11 de abril, Raymundo Riva Palacio truena contra “Ayotzinapa: la verdad inconfesable”, que no debieran perderse. Critica la obstrucción del más alto nivel a la justicia y su Hipótesis es que: “Peña Nieto podría ser enjuiciado en cortes internacionales como responsable del crimen de Iguala”.

Llevamos año y medio empantanados y la madriguera de delincuentes en pandilla sigue tan campante haciendo de las suyas, con nuevas provocaciones al gobernador Héctor Astudillo Flores, para propiciar y alegar represiones policiacas, como quien se queja de que le tiró un zarpazo el tigre tras jalonearle los bigotes mientras dormitaba dentro de su jaula.

No hay que dar tantos brincos en el suelo tan parejo: URGE que de una vez por todas practiquen un cateo y cierren definitivamente esa escuela que dejó de serlo, transformándose en cuartel del anarquismo y la narcoguerrilla.