SADYHEL ASTUDILLO
Durante toda esta semana que está por concluir, se celebra en la cuidad Puebla la XXIX Feria Nacional del Libro. Estoy participando en ella gracias al Colectivo Independiente al que pertenezco; no he participado todos los días, como tampoco un día completo; pero con el poco o mucho tiempo de permanencia en el evento, me ha servido de inspiración para realizar la colaboración de esta semana.
El evento tiene buena concurrencia debido a que, además de estar realizando presentaciones de libros de diferentes casas editoriales; alrededor del recinto están unos cubículos en los cuales se están dando diferentes tipos de talleres, unos relacionados con la lectura y otros no tanto. La mayoría de estos talleres son tomados por grupos de alumnos de diferentes niveles escolares, de primaria a bachiller. Esto genera que los visitantes al evento no sean únicamente jóvenes-adultos que están en busca de un libro en específico, si no que un sin número de estudiantes pasa constantemente por cada uno de los stands.
La mayoría de los adultos que están dentro del evento —descartando a los encargados de las mesas de venta y a los organizadores y staff—, la gran mayoría está por “compromiso” debido a que llevan a sus alumnos o hijos a los talleres, o un amigo suyo va a realizar una presentación o a que su trabajo o labor le pide que tenga que asistir. La mayoría de estos solo está “peinando” los stands sin acercarse muchos para conocer los libros. Los que no van por obligación, van buscando un libro en específico y simplemente para curiosear, porque cabe destacar que el espacio donde se está llevando a cabo, está retirado del centro y por ende de varias zonas concurridas de la ciudad; si uno decide ir, debe estar consciente que dedicará una parte de su tiempo al transporte.
Los jóvenes muy al contrario de los adultos, están realmente asistiendo por gusto, buscando un libro que les interese o recomendaron, checando que es lo que cada stand tiene para ofrecerle. Algo que me agradó bastante ver fue que, estaban presentes jóvenes que son parte de programas de radio o de revistas electrónicas y que, asistieron al evento para hablar sobre este y las novedades en tanto a publicaciones dentro de sus espacios. De hecho, todos los días y durante todo el evento, dos estaciones de radio están transmitiendo en vivo desde el recinto, los cuales, la mayor parte de su equipo es gente joven, que en los cortes comerciales aprovechaban para visitar las mesas y realizar algunas compras.
Los adolescentes por otro lado, son más hiperactivos y alegres, quizá no están buscando un libro en específico o quizá aún no tienen el gusto por leer cotidianamente, pero están presentes. Tal vez vayan por obligación de sus maestros o padres, pero por el simple hecho de estar ahí y haberse “volado” la visita, quiere decir que realmente les llamó su atención y le está dando una oportunidad. Pero, también están presentes —en menor cantidad— adolescentes que están buscando un nuevo libro que leerse, o porque las actividades culturales que se están llevando a cabo son de su interés.
Los niños, ellos están como pirinolas “saltando” de un puesto a otro, ya sea por las portadas o porque están muy a la vista, pero se la pasan preguntando sobre los libros que se están exhibiendo: ¿Este de que trata? ¿Es de la película que ya se estrenó? ¿Es el que pasan en tal video de internet? Ya he escrito sobre los niños de hoy en día que están más despiertos y son más curiosos que los de generaciones atrás, y en eventos como este se puede confirmar. Sorprendentemente había niños que ya habían leído —con sus papás— algunos de los libros que se exhibían y estaban buscando otro para leérselos.
Estos comentarios que hago son muy generales y nada específicos, ya que —como dije— me estoy basando en lo poco que vi durante mis visitas al evento. Pero realicé la mención de estos visitantes para hacer una conclusión, que creo yo, amerita reflexionarse.
Algo pasa en la etapa adulta que nos negamos a entregar parte de nuestro tiempo a la lectura o a realizar actividades nuevas, ya sea por tiempo o por falta de interés, pero es algo que se debe de cambiar. Muy al contrario, con la juventud que parece que se quiere comer el mundo y estar en todo, es en esta etapa de la vida donde debemos elegir que podemos “digerir” y que no, para dedicarnos a lo que nos gusta. En la adolescencia es cuando más influenciados nos vemos por nuestro entorno, si nos rodeamos de gente con el hábitos de la lectura, lectores seremos, si no, será difícil que lio tomemos. Mientras que en la niñez actual, al estar tan familiarizados con el internet y diversos medios, más pueden conocer y más se despierta el interés por conocer cosas nuevas.
En conclusión si estamos en la etapa de jóvenes-adultos, dejemos un poco de nuestro tiempo para la lectura y los buenos hábitos, nunca es tarde para comenzarlo y, si está un adolescente o niño cerca de nosotros, inculquémosle esos gustos, para que en su adultez los mantenga y se los pase a alguien más, todo esto será para nuestro bien y de quienes nos rodean, entonces pues, sigamos leyendo.