Por Felipe Victoria Zepeda
Fiesta nacional por tantos “Pepes”
Felicitaciones por supuesto a más de la mitad de varones mexicanos que se llaman “José” de esto y lo otro, igual que a las mujeres las bautizaron con el primer nombre de María o Lupitas.
Ni quien olvide entre la clase política a su benefactor José Francisco Ruiz Massieu, que sacaron de la jugada cuando se encaminaba a la Presidencia, allá por septiembre de 1994
A mí me trae malos recuerdos el 19 de marzo de 1994, cuando en las oficinas del coordinador del gabinete de Carlos Salinas, el omnipotente “vice presidente virtual” Joseph Marie Córdoba Montoya estaba el enjambre de barberos rindiéndole pleitesía, entre ellos el subordinado Ernesto Zedillo Ponce de León, aparente coordinador de la campaña de Luis Donaldo Coloso Murrieta
Para asombro de muchos que lo presenciaron, el franco ibero festejado regañó a Zedillo negándole permiso de acompañar al candidato Colosio al acto de campaña en Mexicali, BC, planeado para el jueves 24 de marzo de 1994, porque no debería ni pararse junto al sonorense porque ya lo traían en la mira.
¿Qué conocía Córdoba Montoya que los demás ni siquiera sospechaban?
Agentes de la Operación Leyenda de la DEA, desde el cuatro de enero avisaron haber descubierto un complot y el sitio de entrenamiento de empleados de maquiladoras para cometer un atentado en el plantel universitario de Mexicali, pero se adelantaron un día.
No obstante los responsables de la logística priísta, ya en Tijuana el 23 de marzo, pidieron a las autoridades locales panistas que no hubiera ninguna vigilancia policiaca para el evento en Lomas Taurinas; les bastaba con su grupo de vallas y porras y los Tucanes para custodiar al candidato, patrocinados por el escuadrón Omega dependiente de transportistas del Estado de México, Grupo Atlacomulco y sucedió un día antes lo que se temía.
Muchos meses duraron las investigaciones oficiales orientadas a centrarse en la “verdad legal oficial” prefabricada del asesino solitario Mario Aburto Martínez, catafixiado con un agente de Gobernación que al parecer sí disparó contra Colosio a la cabeza con un revólver marca Taurus calibre 38 especial, mientras el encargado incógnito de ajusticiar de inmediato al magnicida erraba el disparo, dándole en el estómago al sonorense que no dejaron llegar a presidente.
Casi de inmediato removieron al entonces procurador general de la República, Diego Valdés Ríos, sustituyéndolo por Víctor Humberto Benítez Treviño, en apariencia, porque el mandón real fue Mario Salvador Ruiz Massieu, para que los camachistas mantuvieran el control absoluto del problema desde la PGR y Bucareli, los hankistas engatusados como cómplices en la autoría material tuvieron que callarse
Renacía la violencia política en México extrañamente con sonorenses, como desde tiempos de Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, hasta que el eneral michoacano Lázaro Cárdenas deportó al cacique fundador del partido PNR, transformado en siglas a PRM y a PRI.
Aquel 18 de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas decretó la expropiación petrolera para bienestar del país y hasta la gente del pueblo aportó donativos para la causa.
A casi seis décadas después, PEMEX saqueado impunemente hasta en sus ductos, agoniza por la voracidad de funcionarios, caciques sindicalistas y contratistas, sin que en tanto tiempo los mexicanos disfrutáramos de un litro aceite o gasolina barata ni regalada, sino más cara que en los USA.
Regresemos al bendito Guerrero, porque es preocupante que el presidente municipal de Acapulco no se dé cuenta de que los residentes sí nos damos cuenta de sus torpes declaraciones, como si fuera merolico vendiendo jarabes mágicos para curar todo mal sin ser delicioso mezcal
Bien se ve que no conoció Jesús Evodio en la escuela el cuento del traje nuevo del Rey, que le confeccionaron dos sastres estafadores con tela mágica invisible para los idiotas, razón por la que los de su voraz séquito perverso aplaudían la hermosura del supuesto traje y lo pasearon por las calles, donde la gente se aguantaba la risa disfrutando con el ridículo del monarca.
A Velázquez Aguirre se le ocurrió “garantizar” la seguridad de los visitantes para la Semana Santa. Sí, como no, pero no será con su caterva de bandidos disfrazados de policías municipales protectores de extorsionadores, cuyo mando y control acusó antier su ex aliado Rubén Figueroa Smutny, que vendió Evodio a las mañas.
¿Calculan en la cúpula perredista proteger al alcalde de una investigación formal de índole penal y posible enjuiciamiento?
Claro que para emergencias de ese tipo tiene un suplente impuesto por Rogelio Salvador Ortega Martínez, pero del que se duda mucho que dejaran asumir el relevo y sería el Congreso el que designara un sustituto temporal que no obligadamente tendría que ser miembro del PRD.
Mentes calenturientas imaginan que el priísmo le prepara una zancadilla a Evodio Velázquez; la verdad ni se necesitaría, porque solito y por soberbio arrogante sigue tropezándose con su lengua a cada rato, como paloma que a cada pasito ensucia el suelo.
Serenidad y paciencia espantados residentes en Acapulco, ya vendrán tiempos mejores cuando estén en manos de auténticos acapulqueños fieles, incluso pudiera darse el retorno de alguien que tras ser presidente municipal llegó a gobernador y es senador.