Continuación de La Chaponovela

 

Felipe Victoria

 

En 1993, El Chapo Guzmán sirvió para ocultar los móviles del asesinato perpetrado contra el Cardenal Posadas.

La “revolución de fin de siglo” tramada por los teólogos de la liberación para 1994, estalló deformada en Chiapas comenzando ese infausto año, secuestrando al gobernador Absalón Castellanos Domínguez con el mediático Subcomandante MARCOS dirigido por el Obispo Samuel Ruiz.

Rifles simulados de palo para indígenas simulando un Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que simuló declarar una guerra simulada al gobierno de Carlos Salinas, pero el prudente Ejército Mexicano se negó a aniquilar a los alzados y el criterio humanista de Jorge Carpizo se impuso.

Lo transfirieron a Gobernación para que si Colosio aceptaba renunciar a su candidatura pricolor, Manuel Camacho el “reconciliador-pacificador” lo sustituyera.

Nuevos distractores enormes con el asesinato perpetrado contra Colosio el 23 de marzo en Tijuana, BC; el complot urdido en Los Pinos y disimulado por la PGR funcionó embarcando al grupo Atlacomulco del Profesor Carlos Hank González en la coautoría material para no designarlo candidato sustituto como ofrecieron; los “camachistas” manejaban las pesquisas desde la PGR y Gobernación, ocultando y desviando evidencias para que no se pudiera llegar a la verdad, le quitaron el expediente al gobierno local panista; haga usted de cuenta lo de Iguala con los ayotzinapos, toda proporción guardada.

El Chapo Guzmán descansaba en Almoloya para que sus jefes del Cártel del Sinaloa trabajaran a sus anchas sin molestias, fortaleciéndose los rivales de El Golfo con Juan García Abrego, el cuasi cuñado del hermano incómodo, sobre cuyos nexos mafiosos advirtió la DEA a Colosio y éste a su presidente, para que fuera sacando del país a su gente.

Marometa trágica al país el 23 de marzo de 1994, cuando en casa de Manlio Fabio Beltrones proponen a Ernesto Zedillo como sustituto y reajustes en el gabinete con Mario Ruiz Massieu controlando de trasmano la PGR.

El 28 de septiembre de 1994 asesinan al exgobernador José Francisco Ruiz Massieu, entre tamaulipecos del Cartel del Golfo amafiados con empresarios acapulqueños por fallas en el negociote inmobiliario diamantino, porque no podrían construir tantos edificios sobre humedales y pantanos expropiados a  ex ejidatarios convertidos al perredismo.

Cayeron presos en Texas el tamaulipeco Guillermo González Calderoni y el penalista Enrique Fuentes León, al que se trajeron extraditado los abogados Olea por el asunto infame de la niñita Merle Yuridia, asesinada en el Fraccionamiento  Costa Azul por el Chacal de Acapulco.

Mario Ruiz Massieu huyó del país mentando demonios sueltos y madres de correligionarios tricolores, pero había que frenar al Cártel del Golfo, lo que se logró con el priísta Ernesto Zedillo y el procurador panista Fernando Antonio Lozano Gracia con su fiscal especial Pablo Chapa Bezanilla; semanas después caería en Monterrey Juan García Abrego, pero el gobierno federal priísta apenas pudo controlar la guerra entre los dos grandes cárteles mexicanos de aquellos tiempos, gracias al Ejército pero con el prietito en el arroz del general Gutiérrez Rebollo, caído en tentación o por una traición que provocó la deserción masiva de sus elementos mejor entrenados que se reclutaron al Cártel del Golfo, con Osiel Cárdenas fundando los zetas.

Para Amado Carrillo, “El Mayo” Zambada, “El Azul” Esparragoza, Nacho Coronel y los hermanos Beltrán Leyva fue de utilidad mantener aguantando caña a “El Chapo” Guzmán en Almoloya, en calidad de villano “matacuras” de la película, pero sus abogados no se quedaron cruzados de brazos y lograron trasladarlo al penal de Jalisco, donde sería el amo y señor hasta que él quisiera o lo dejaran escapar, cuando el agradecido y cumplidor gobierno federal blanquiazul comenzó a dormir en Los Pinos y a desbaratar los controles institucionales y tradicionales al narcotráfico.

En enero del 2001, oficialmente se les fugó “El Chapo” para disfrutar dos sexenios de “libertad condicionada”, convirtiéndose en multimillonario empoderándose en política por patrocinios generosos a todos niveles y las izquierdas buscaban su apadrinamiento, en tanto los despreciados tricolores recibieron su indiferencia, al cabo que la “cuatitud” con magnates empresariales no tiene filiaciones políticas

Felipe Calderón “el hijo desobediente”, no pudo romper con Vicente Fox y menos con “El Chapo Guzmán”, y dejó las cosas en manos de Genaro García Luna para montar cuantas escenas se le ocurrieran, mientras simula su fallida guerra contra el narco y le matan en accidentes aéreos a sus dos prospectos de sucesión: Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake Mora, ambos secretarios de Gobernación en funciones el día de sus muertes. ¿Mera coincidencia?

La codicia es hermana de la discordia; “El Chapo” rompió alianza con los Beltrán Leyva en 2008, iniciando su guerra fratricida y Guzmán Loera ganó la partida cuando en diciembre de 2009 acribillaron fuerzas especiales de la Marina a Marcos Arturo “El Barbas”, en Cuernavaca, Morelos.

Debilitados los apoyos oscuros del blanquiazul pierden las elecciones del 2012, el rival poderoso Andrés Manuel López Obrador y sus tribus de izquierdas, no le ganan al PRI con Peña Nieto, y “El Peje” funda su MORENA.

¿Estará “El Chapo” detrás y por eso lo capturan en Mazatlán y recapturan en Los Mochis? Esperemos al filo de la butaca la continuación de la ‘Chaponovela’ en que no debe morirse ni por coincidencia.