SADYHEL ASTUDILLO

 

Una cariñosa felicitación a mi hermana Aline por el nacimiento de Tadeo.

 

En diversos medios de circulación impresa de esta última semana de febrero, se publicó una nota —muy pequeña a mi parecer— que el agua “potable” que suministra la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (Capach) a varios domicilios y alrededor de la capital, contiene rastros fecales.

Esta es una noticia más que alarmante, lejos de estar arrinconada en una esquina en la edición de un periódico, debió de ocupar la primera plana de varios rotativos que circulan en la ciudad, de tal suerte que la mayor parte de la población estuviera al tanto. En fin, aunque ese no haya sido el caso, las pocas o muchas personas que se enteren de ello, habrá que darle la importancia que amerita y difundirlo con conocidos y familiares.

Ahora continuemos ¿A qué se refieren los rastros fecales? Porque si eso es cierto, el agua que recibimos por medio de la llave y la regadera sería turbia, no transparente ¿cierto? Pues no, tengamos presentes que la cantidad de agua que Capach debe de distribuir a todas las colonias es una cifra de varios dígitos, por muy contaminada que este, el color, olor y sabor de estos rastros fecales inevitablemente se diluirían, sin importar cuántos de estos sean, dando como resultado el agua incolora, inodora e insípida que recibimos en casa.

Entonces, si está libre de colores, olores y sabores ¿Cuál es el motivo alarmante de estos rastros? El problema es tan pequeño que no lo podemos ver a simple vista, ya que, lo que puede estar causando mal en la sociedad son seres microscópicos: bacterias. Se menciona en la nota que la bacteria Escherichia coli es la que se encuentra presente en los volúmenes de agua que suministra la Capach, e indudablemente en nuestras casas. No importa en qué cantidad de agua este, ni durante cuánto tiempo; esta bacteria va a resistir todo el tiempo que sea necesario hasta llegar a un hospedero —ser humano— para infectarlo, enfermarlo y proliferar dentro de su organismo.

Si bien, la gran mayoría de las personas no bebe agua directamente de la llave y en caso de hacerlo primero opta por hervirla —muy bien hecho—. Ahora con mayor razón evitar beberla aun hirviéndola, a menos que el caso sea extremo y necesario, dejarla en hervor un periodo prolongado. Tener especial cuidado con los alimentos, de preferencia prepararlos, desinfectarlos y hervirlos con agua de garrafón, más vale prevenir. Para reforzar, lavarse las manos constantemente y al bañarse evitar por error tomar agua o está, entre a sus ojos.

Es lastimoso leer, en esa misma nota que, desde 1999, en ese entonces alcalde de Chilpancingo, el médico Reyes Betancourt Linares alertó sobre el problema de salud pública que generan las aguas potabilizadas en la ciudad y por si fuera poco, también se menciona que gracias a ello Chilpancingo tenía el primer lugar a nivel nacional de casos de cáncer de estómago —sumémosle a ello que somos de las peores ciudades para vivir—. Es desalentador que, aun después de casi dos décadas y varios cambios de administración de gobierno, un problema tan básico y necesario como lo es la correcta potabilización del agua siga presente en la ciudad capital.

Debe ser esta una de prioridad inmediata, hacer una revisión exhaustiva en toda la ciudad, en todos sus servicios, de todas sus ventajas y desventajas, y tomar cartas en el asunto al instante. Si queremos sacar a nuestra ciudad capital del lodazal en el que se encuentra debemos de preocuparos más por ella y por su correcto funcionamiento.

Tener un buen servicio de suministro de agua potable, calles pavimentadas, energía eléctrica, alumbrado público siempre disponible, escuelas abiertas y de calidad, seguridad en cualquier colonia y a cualquier hora, y una infinidad de etcétera. Todo ello es trabajo de las autoridades que nos gobiernan, pero también es nuestro deber como ciudadanos responsables dar queja y notificación de estas fallas ya que, si nos hacemos de la vista gorda o le minimizamos, esta problemática seguirá latente.

Para finalizar esta colaboración y reforzar la publicación de la semana pasada que versó acerca de la influenza, deseo recordarles amables lectores que extremen precauciones, ahora tomando en cuenta tres factores: los mosquitos transmisores de enfermedades; el agua contaminada, y la influenza. Lavarse las manos constantemente, evitar escupir, al estornudar taparse la boca, desinfectar y cocinar con agua de garrafón preferentemente, utilizar repelente de mosquitos y no conservar utensilios con agua, o taparlos de ser necesario. Estamos pasando por tiempos pesados, debemos de ver la manera de sobrellevarlos, aprender de ellos y mejorar al superarlos.

 

letrasadyhel@outlook.com