Estatuas emblemáticas

 

Por Chanssonier

 

En distintos lugares y en diferentes fechas, fueron colocadas dos estatuas que con el correr del tiempo fueron emblemas de la ciudad; una fue la levantada en homenaje al cura don José María Morelos y Pavón, jefe de las fuerzas insurgentes. La otra para honrar la memoria del general Nicolás Bravo, nacido en esta ciudad, quien luego de una excepcional vida murió, sepultándose de manera inicial en la iglesia de la Asunción, conduciéndose más tarde sus restos a la columna de la independencia, en la ciudad de México en donde reposan, junto a los más destacados hombres que hicieron posible la independencia, desatándola del yugo español a la que estuvo sujeta.

La estatua del general Bravo fue colocada, al centro del jardín al que también se le dio su nombre. Se hizo el 10 de septiembre de 1886 al cumplirse un siglo de su nacimiento; fue el gobernador general Francisco O. Arce quien la inauguró. El área verde en donde se colocó formó parte de la extensa finca, de la cual eran dueños miembros de la propia familia Bravo, quienes la vendieron a descendientes del general Juan Álvarez Heredia, encabezados por el general Diego Álvarez Benítez.

La estatua fue desmontada en 1965, por disposición del gobernador Raymundo Abarca para construir funcionando los jardines Bravo y Cuéllar, una plaza cívica de pésimo gusto, la que tuvo que ser remodelada en el gobierno encabezado por Alejandro Cervantes Delgado; el monumento del Héroe del Perdón se llevó al pueblo de Chichihualco, porque cortesanos le manifestaron, que don Nicolás había nacido en esa población, lo que históricamente es una soberana mentira.

Lo que ligaba a la familia Bravo con Chichihualco, es que allí estaba la hacienda de su propiedad, porque todos sus miembros nacieron en Chilpancingo, como fueron los casos de don Leonardo, Víctor, Miguel, Casimiro, Máximo y Nicolás, este último hijo del primero. Para compensar la ignorancia histórica del gobernador Raymundo Abarca Alarcón, años más adelante se colocó una estatua ecuestre de don Nicolás, la que se encuentra en la avenida Insurgentes.

 

La del cura Morelos y Pavón

 

El primero de julio de 1941 estuvo en esta ciudad, el presidente de la república, general Manuel Ávila Camacho; su breve gira la motivó el cambio de poderes estatales, entregándolo el profesor Carlos Félix Carranco Cardoso, al coronel Gerardo Rafael Catalán Calvo. Su visita sirvió además para inaugurar la estatua del generalísimo José María Morelos y Pavón, quien en este lugar encabezó los trabajos del Primer Congreso de Anáhuac, a cuyo término firmó el acta de independencia.

Por muchos años esa estatua estuvo en la glorieta, donde concluyen las avenidas Guerrero y Juárez, en aquél entonces allí terminaba el caserío, siendo más adelante tierras dedicadas a la agricultura.

Cuando el jefe del país trató de develar la estatua el cordel se atoró, diciendo el público, que esa resistencia de ser descubierta la motivo, porque un antepasado del nuevo gobernante, de nombre Matías Carranco, entregó al realista Manuel de la Concha a Morelos, a quien más tarde se fusiló.

Al ser remodelada la plaza cívica, se acordó fuera colocada en ese lugar, en donde permanece desde entonces.