Jonás, el profeta desobediente

Aquí Chilpancingo

 

ISAÍAS ALANÍS

 

 

Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día,

y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida

 

Libro de Jonás

 

En el libro del profeta Jonás, narra como fue tragado por un pez y devuelto a los tres días gracias a los buenos oficios de Yahvé, y avizorando no se sabe que galanuras futuras, Dios perdonó a los habitantes de Nínive cuando él les había predicado por órdenes de su Dios que se los llevaría la tía de las muchachas.

Comparado con la terrible tormenta de nieve que asola parte de los Estados Unidos es una metáfora siniestra, porque hay mortales que se oponen a las órdenes de Dios. Lo contrario acontecido a Job, que pese a las desgracias y muertes de sus seres queridos se mantuvo en la línea de creerle a su Dios.

La alusión al libro de Jonás no es gratis, tiene una relación con los acontecimientos actuales, que van de la tormenta del mismo nombre, a los siniestros acontecimientos que cruzan como ondas de radio en el mundo y que tienen en el cambio climático una amenaza global constante de algún dios del desorden ecológico.

La fuerza con que Jonás increpa a su Dios que no acató su profecía que él mismo le indicara propalar, lo pone en mal no sólo con los habitantes de Nínive y sus alrededores, sino con la historia. Sin embargo, esta desproporción tiene su parábola en el mundo actual, donde pese a las advertencias de miles de seres humanos que pueblan la tierra, a los millones de Jonás que advierten de un posible holocausto mundial por la degradación de la naturaleza, Yahvé sigue en la terca de sólo pedir que reyes y vasallos se cubran de cilicio y ceniza ante la inminencia del holocausto en vez de actuar para evitarlo:

“Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo…”.

Y ante este arrepentimiento de Dios, el buena onda de Jonás que se enmuina. Porque tal y como se aprecia, Jonás quería el castigo para los habitantes de Nínive por culeis.

En lo referente a lo que acontece con el medio ambiente global, la experiencia de Jonás es altamente aprovechable. Cumbres van y vienen y los dioses de las industrias, el crecimiento anárquico y facilito, no detiene la contaminación. Katrina, Ingrid y Manuel y ahora la tormenta Jonás, son avisos de que el profeta Jonás tenía razón y habría que castigar a todos los hijos de su rechintola máuser que no cumplen en el mundo con medidas para preservar el medio ambiente y la naturaleza en su conjunto.

Lo aconteció con los manglares de Tajamar en Cancún, Quintana Roo, es una perla de que a los inversionistas y malandrines de poca o mucha monta, les vale lo que se unta al queso preservar esas reservas verdes.

La experiencia sufrida en casi todo el estado de Guerrero, y en la zona Diamante durante la tormenta Manuel e Ingrid, es una prueba de la importancia de los manglares para frenar los hídricos en casos de abundancia, preservar una flora y fauna única; alevines y moluscos y otras especies que ahí nacen y crecen; los manglares son una defensa natural contra la fuerza de la naturaleza. Las dos tormentas, tomadas de la mano, destruyeron también carreteras, escuelas, caminos, dejaron en la orfandad a cientos de guerrerenses de los más pobres del país que todavía no se reponen del susto y de la desesperanza y el abandono ancestral.

En Cancún, las instancias como la Semarnat, debe de actuar de inmediato, para que el gobierno recupere credibilidad en sus instituciones y frenar ese ecocidio a ojos vistos, y castigar a los culpables, sean empresarios, políticos los causantes de la muerte del manglar de Tajamar, pese a las protestas de miles de habitantes que como Jonás dicen, ni madres, esto está mal y hay que actuar.

El gobierno federal que atraviesa por una crisis de credibilidad, corrupción, violencia, devaluación y que ha sido señalado por decenas de especialistas como un Estado fallido, podrá revertir este mensaje cifrado de Jonás en Tajamar y frenar el ecocidio en una zona de desarrollo inmobiliario por encima de las leyes mexicanas y de la profecía de Jonás, y castigar a los culpables, o como Yahvé perdonar a los malandrines como Humberto Moreira, quien desde el 25 de agosto de 2011, fue acusado de endeudar al estado de Coahuila por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) por un monto de 34 mil millones de pesos, y fue solapado. En esa línea están diez ex gobernadores corruptos y tolerados por el estado, incluyendo a Granier Melo y Marcelo Ebrard Casaubón que anda prófugo.

Por eso los que mataron animales, plantas y secaron los manglares de Tajamar donde se mueren desde cocodrilos a mariposas, ranas y alevines, no han tenido castigo de la ley. Por eso la violencia cunde, al cabo no pasa nada en este país.

Es urgente parar este desarrollo, salvar a los manglares sin la participación hipócrita de un partido que ni es verde ni ecologista y castigarlos con todo el peso de la ley.

¿Hasta cuándo Jonás vas a darle su merecido a estos malandros disfrazados de empresarios, cuando los manglares y las reservas de la biosfera están amenazadas por malos mexicanos y pésimos políticos cómplices?

 

Aquí Chilpancingo

 

El pasado jueves, durante la noche y por espacio de casi una hora resonaron y rugieron los Kalashnikos. En la Colonia Paludismo la policía, que ya actuó, se enfrentaron a una tropa de delincuentes que tenían, chance sin que la policía lo supiera, a hombres secuestrados. La balacera impactó en los habitantes de la colonia Paludismo, 20 de Noviembre, Pensadores, Reforma y las extensiones. A través de celulares, redes sociales y señales de humo, la gente dio aviso de no salir a la calle o si iba uno llegando abstenerse de hacerlo hasta que pasara la balacera. Detuvieron a los delincuentes, hubo heridos y rescataron a secuestrados.

¿Por qué hasta ahora la policía actúa? Una pregunta que toda la ciudadanía se hace. Ojalá que se sigan poniendo avispas y patrullen la capirucha de Guerrero y frenar esta ola de violencia, secuestros, levantones, robos a casa habitación, y vuelva la tranquilidad a Chilpancingo y a Guerrero.