La nada y Ayotzinapa, es lo mismo

El complejo cultural, Casa Guerrero

 

ISAÍAS ALANÍS

 

Después de meses de abstracciones y reinvenciones históricas o quién sabe qué, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), afirma que en Cocula no hubo crematorio tumultuario y que en meses podrían dar con el paradero de los 43 desaparecidos.

Existe un vacío atroz respecto a esta trama global. Y el gobierno federal comienza a ceder y hacer caso a los expertos, no sólo extranjeros, también a mexicanos de la UNAM que con bases sólidas científicas, y mediciones meteorológicas, aseguraron que no hubo el fuego infernal atizado por la “verdad histórica” del ex procurador Murillo Karam que se apaga con mínimas gotas de sentido común.

Lo rescatable, de toda esta boruca, es que los militares de Iguala podrían ser llamados a cuentas y ampliar las declaraciones de los cien detenidos. Si esto limpia el rostro de la administración peñista, que así sea, porque el descrédito y la presión social, no sólo por los 43 desaparecidos, de los muertos durante los días del 26 y 27 de septiembre, de organismos locales, nacionales y extranjeros, los miles de muertos por la guerra de las drogas han derrumbado la imagen de México al que se le considera una nación chapucera en derechos humanos.

Y mientras el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo en Acapulco que la estrategia de seguridad aplicada en Guerrero desde el pasado 27 de octubre ha dado “resultados favorables” porque hay una “disminución de todos los índices de delitos de alto impacto”, las cifras dicen otra cosa: en noviembre hubo 79 homicidios, 11 más que en octubre, que sumó 68. Tan sólo el viernes 10 de diciembre hubo ocho muertos en Acapulco y dos en Iguala, de ellas cuatro son mujeres.

¿Entonces, señor Osorio Chong, porque le echa la culpa a quiénes ya no están en funciones, pese a que la violencia en México es sistémica, y por otro lado se le escapó el reo más buscado del mundo después de doña Chonita a ojos vistos de los guardias del Altiplano, de Gobernación, Cisen y cuántas instancias vigilaban las 24 horas a don Chapo?

Con la fuga planeada del ‘Chapo’, se le escaparon sus aspiraciones presidenciales. Y para acabarla de amolar en paralelo, Estados Unidos advierte de la colusión de los ex gobernadores tamaulipecos Tomás Yarrington, Manuel Cavazos Lerma y Eugenio Hernández Flores con la delincuencia. Y encima de la crisis mexicana, de la violencia, se sabe que los municipios de México, gracias a la falibilidad de la democracia, son el origen de corrupción, endeudamiento y la  célula germinal de la delincuencia. Y en las altas cúpulas de la política también, como prueba el efecto tarjeta verde, Arturo Escobar, coadministrador del Partido Verde al que por el azar de arreglos cupulares de apellido fobissste le suspendieron la orden de aprehensión.

En  Chilpancingo el sábado 12 de diciembre, las movilizaciones para recordar el sacrificio de dos jóvenes ocurrido en el 2011 sobre la Autopista del Sol. Fue con saldo blanco.

La prudencia, de los manifestantes y cuerpos policiacos rebasó los presagios de incendio local. Los protocolos se aplicaron y afortunadamente no se desencadenó una revuelta que hubiera echado más gasolina al fuego, como en Chiapas y Michoacán.

En este derrotero, el gobierno federal y estatal, estuvieron preparados, y no aparecieron grupos desestabilizadores externos o internos, del origen que sean. La movilización del 12, día en que en Guerrero se festeja a la guadalupana, transcurrió en paz. Y no hubo hechos de sangre que lamentar que se sume a los existentes.

La cordura prevaleció y nadie, salió lastimado.

 

Complejo Cultural

 

La de por si compleja situación de la cultura en la entidad, espacio que en los últimos diez y seis años ha sido otorgado a una diva de las castañuelas y a un hijo pródigo y en los últimos cuatro años a amigas incómodas y cómodas del ex gobernador, dio como resultado un gran vacío en materia de políticas públicas en materia de cultura. El actual complejo, no es de Edipo o de Electra, desgraciadamente el segmento vital de la cultura no se ha atendido. Con Torreblanca Galindo estuvieron dos inútiles señoras, ignorantes y cursis. Durante el cuatrienio de Aguirre cuyos últimos meses arriba de un parapente lo dirigió Rogelio Ortega, se gestó un triunvirato apócrifo: Alejandra Frausto, Manuel Cepeda y el docto sierreño, Arturo Martínez Núñez. En cuatro años, la volatilidad de los recursos y las ocurrencias personales fueron el aciago periplo. A y eso sí, un gasto desordenado, baladí y útil para titulares y operadores.

En ese escenario, se gestó la idea más que de carácter a largo plazo, de un golpe mediático al abrir las puertas de Casa Guerrero, normalmente inexpugnable y fue una válvula de escape a tanta presión que amenazaba con reventar al inquilino de Costera 125 en Acapulco, Rogelio Ortega Martínez.

La idea o proyecto para destinar a casa Guerrero como un complejo cultural de gran aliento en eso se quedó, Habrá que saber y eso debe de quedar bien claro, cuánto se gastó y si por ejemplo la “ludoteca” que cuando la visité fue para dar risa, en cuanto le salió al estado de Guerrero. Durante el recorrido guiado que hice por las “nuevas instalaciones”, solo vi una armazón no diseñado para un recinto cultural, salas y exposiciones que no lo son, amén de que en unos cuantos meses, un proyecto de esa envergadura no se logra sin un techo financiero y sin el espíritu que le da sustento real. ¿En cuánto le salió al erario público ese intento de cambiar la vocación de una casa diseñada para albergar al titular del poder ejecutivo, y servir de oficina donde tener reuniones y echar a andar programas?

En estas mismas Miradas, advertí de lo locuaz de este proyecto, eso no le resta complejidad al complejo panorama de la cultura en Guerrero. Y por otro lado, el regreso a su vocación de residencia de los gobernadores, como ya lo decidió Héctor Astudillo, “para que volvieran a funcionar ahí las oficinas de gobierno”, fue y desde su inicio fue muy predecible, porque tampoco la idea nació o se hizo una consulta para saber si era viable convertirla en un complejo cultural.

Esta acción, no le impedirá  a la administración de Astudillo Flores, diseñar un proyecto cultural viable, con presupuesto y acorde con las grandes necesidades de la capital y de Guerrero en materia de políticas públicas para la cultura.

Y aprovechar los espacios existentes para instalar o crear la ludoteca, la fonoteca y demás “tecas” que se quedaron en párvulos, y algo más, sentar las bases para la creación de infraestructura cultural en espacios que el gobierno tiene en Chilpancingo.

Y como ejemplo, reestructurar las escuelas de música de Tlapa, Chilpancingo,  Ometepec y ponerlas a funcionar y que los maestros sean elegidos por examen de oposición y no por amiguismo o compromiso político.

Y también como lo hemos señalado con insistencia, que la administración de Héctor Astudillo tenga la voluntad política para la creación del Centro Guerrerense de las Artes, o como le quieran llamar, diseñar su ámbito de acción, planes académicos con maestros de calidad, y retomar lo bueno de los ya existentes en Michoacán, Morelos y otras entidades en un espacio que se podría adaptar o de plano construir donde albergar a los grupos que ya laboraban en el complejo, que no es de Edipo ni de Electra y darle orden a la escuela de música y demás disciplinas que se tienen que abrir; danza moderna, actuación, pintura, etcétera.