Relaciones ásperas

 

Por Chanssonier

 

Desde antes de la erección del estado de Guerrero en 1849, las relaciones con el estado de Michoacán habían sido ásperas, siendo diversos los motivos por los cuales se adoptó tal actitud. El nacimiento de la nueva entidad fue apoyada por viejos insurgentes, encabezados por los generales Nicolás Bravo Rueda y Juan Alcaraz Hurtado desde 1833, pero la solicitud fue rechazada por el Congreso Nacional, así como la legislatura michoacana, en la sesión que para el efecto llevó a cabo el 23 de noviembre de 1848.

Fue hasta el año de 1903 cuando el gobernador de Guerrero, Manuel Guillén, se dirigió a su homólogo Michoacano Aristeo Mercado, a fin de establecer nuevos límites territoriales; Guerrero se desprendería de los terrenos de la hacienda La Orilla, en tanto Michoacán de los municipios de Zirándaro y Coyuca (de Catalán) sirviendo como límite natural el río Balsas. Esa proposición fue rechazada por Mercado, originando que el presidente general Porfirio Díaz, fuera árbitro para la solución del problema.

Después de estudiar con detenimiento el caso, el jefe del país dio a conocer su fallo; la hacienda La Orilla pasaría a ser territorio michoacano, en tanto Zirándaro a Guerrero, siendo límite natural entre los dos estados el río Balsas. Los coyuquenses que habían quedado al margen de lo acordado, por suscripción popular votaron por ser parte de Guerrero, lo que les fue concedido.

A partir de 1906 la geografía de esta entidad tuvo un notable cambio, que es el que conocemos en la actualidad.

 

Pavimentación de calles

 

Hasta el gobierno encabezado por el general Alberto F. Berber Flores (1937-41), las principales calles de esta ciudad estaban empedradas, en tanto las de la periferia eran de tierra como siempre lo habían sido. La petrolización de la carretera México-Acapulco llevaba a cabo a partir de 1927, trajo aparejada el arreglo de las calles principales, siendo la primera la de Abasolo, por ser donde vivía el mandatario.

Fue el caminero Simón García, quien con su pesada aplanadora, inició la compactación de las calles, para más adelante ser enchapopotadas. El arreglo se detuvo brevemente en la administración del general Rafael Catalán Calvo, trabajos proseguidos por su sucesor, el general Baltasar R. Leyva Mancilla, en cuyo mandato se amplió la avenida Guerrero, petrolizando la calle desde la gasolinera “El Gallito” hasta el jardín “Cuéllar”.

Para darle un mejor aspecto a la capital estatal, en el gobierno de Alejandro Gómez Maganda se amplió la estrecha calle Mártires del 2 de Mayo, haciendo su lugar la avenida Alemán. Darle una nueva anchura al lugar, trajo aparejada que las casas de teja que había, fueran substituidas por modernas construcciones; así se dejaba en el pasado este histórico lugar, emergiendo una ciudad con todos los servicios reclamados por sus habitantes.

En la actualidad la mayor parte de las calles, han sido encementadas permitiendo una rápida circulación vehicular, ya que por ellas se emplazan diariamente miles de unidades motrices, que dejan ver una progresista población.