Temas cotidianos
Por Félix J. López Romero
Promesa que debe bien estudiarse
Habitantes de diferentes poblados de los municipios de Leonardo Bravo, Heliodoro Castillo, San Miguel Totolapan, y Chilpancingo, se reunieron con el gobernador Héctor Astudillo, a quien le pidieron que los operativos de seguridad que se llevan a cabo en esos lugares, no participen elementos del ejército mexicano, a quienes señalaron, sin pruebas, de estar coludidos con grupos delincuenciales.
El señalamiento es temerario porque los militares gozan de prestigio, por las labores que desempeña ayudando a las autoridades civiles, en tareas de seguridad. Esta es la primera vez que se escucha su presencia sea rechazada, habiendo llevado de manera previa los serranos el cierre de la Autopista del Sol, como medida de presión para hacerse oír, aun a sabiendas que el mandatario estatal siempre está en la mejor disposición, de dialogar con quien así lo desee.
Suele decirse que la burra es parda cuando se tienen sus pelos en la mano; en el presente caso solo se habla de grupos criminales, quienes detuvieron a un vecino de un pueblo serrano, de nombre Gilberto Chilapa León, miembro de la policía comunitaria, cuyo paradero es desconocido enseguida de un enfrentamiento, con la pandilla que encabezan los Villalobos, quienes tienen sus centros de operaciones en los municipios ya mencionados.
De retirar a los militares de la lucha contra la delincuencia, es un paso que debe analizarse con frialdad; ellos se han ganado el aprecio de la población por estar a su servicio. Los que están en contra de su permanencia, es porque les estorban para cometer sus fechoría, que han ocasionado inclusive que los hospitales que funcionaban, en filo de Caballos y Tlacotepec, se hayan visto precisados a cerrar sus puertas.