¿Trienio tambaleante?

 

Felipe Victoria

 

Me aconsejaron no presagiar, pronosticar ni vaticinar nada, como dijera la talentosa Adela Micha, con quien compartí algunas “desmadrugadas” en la XEW junto con Fernando Alcalá, su tocayo Garmabella y Octavio Menduet.

Entonces diré que tan solo es un diagnóstico basado en los síntomas que acusa el país, en estos tiempos donde todos se le enfrentan a las autoridades impunemente y algunos se quedan como avestruces, o no dan pie con bola.

En menos de un mes cumplirá el ciudadano Enrique Peña Nieto tres años de haber asumido el mando tras ser sido ungido presidente de la República por el Tribunal Federal Electoral, en voz de Carmen Alanís Figueroa, tras su impugnado triunfo electoral de parte de un tabasqueño expriísta mesiánico y obsesionado con el poder, que está en contra de todo y a favor de nada, pero que tiene magnetismo con el pueblo inconforme con los gobiernos que ha merecido y anhela vivir en la anarquía total, sin leyes ni instituciones.

¿Cuál es el saldo de Peña Nieto a estos 36 meses de zozobra e inestabilidad, en que la ingobernabilidad creció al parejo que la impunidad de la delincuencia organizada y ocasional?

Recuperar la seguridad pública y credibilidad en los gobiernos federal, estatales y municipales, así como la certeza jurídica y la confianza en la procuración y administración de justicia, es una utopía cada vez más lejana.

Quizá en el fondo tengan esas buenas intenciones algunos altos funcionarios colocados en los mandos burocráticos, pero no se nota que tengan clara idea de cómo lograr no quedarse en la mera palabrería del concurso cotidiano de oratoria ramplona, incongruente con la realidad que padecemos los mexicanos del pueblo de a pie, a quienes mediante hipnosis colectiva quisieran hacer creer sus “verdades virtuales” mientras no encuentran que otro nuevo negocio faraónico hacer.

Los que eran millonarios ya lo son más y los jodidos no pueden estar peor, mientras la clase media agoniza hundiéndose más cada que amanece.

Como en tiempos del imperio romano nos dan mucho circo pero menos pan, el problema nacional es que el hambre y sed de justicia crece, y pronto puede ser incontenible el ansia popular de tomar la solución primitiva de las cosas en propia mano.

Curiosamente a la gente no le alcanza para libros y cultivarse, pero sí para traer teléfonos celulares y consumir drogas; nada mejor para las tiranías y  dictaduras que mantener a la gente en la ignorancia y la estupidez, entretenida con golpes mediáticos de si estrenan casas algunas damas o fabrican puestas en escena de inverosímiles fugas de capos que patrocinaron campañas políticas, a los que protegen más que de veras buscarlos, pues no les conviene que revelen oscuros nexos con magnates y políticos, y aunque pudieran, ya no deben acribillarlos porque se verían como autoritarios y represores.

El México en llamas que dos gobiernos blanquiazules le dejaron al resucitado PRI en 2012, está por desgracia en la antesala de un nuevo estallido social, con las opciones de una guerra civil o un golpe de estado.

Las por obligación leales fuerzas armadas ya están cansadas y disgustadas, igual que las corporaciones policiacas corrompidas, porque ni a unas ni a otras las dejaron cumplir cabalmente son su deber institucional de imponer el orden y poner en paz a los delincuentes como es debido, por el pretexto del respeto a los derechos humanos en que perdieron la brújula.

¿Cuánto más aguantará el cántaro sin romperse y la cuerda sin reventarse?

Preocupantemente el territorio guerrerense vuelve a estar en el ojo del huracán político donde se originaron las famosas revueltas insurgentes del Siglo XIX, avasallado ahora por la guerrilla urbana magisterial y la insurrección de grupos armados patrocinados por el narco que se infiltró hasta la médula en política.

Héctor Astudillo Flores inicia su mandato contra viento y marea mientras Enrique Peña Nieto apenas lleva la mitad de la tempestad. ¿Qué hacer entre todos para evitar el naufragio?

-Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, ¿ya terminaron las contrataciones, acomodos y enroques en la administración pública estatal?

-Me imaginó que no, chamacos. En el Palacio de Gobierno parece la corte de los milagros con las filas de personas que van en busca de chamba en las antesalas de funcionarios como Florencio Salazar Adame, Héctor Apreza Patrón, David Augusto Sotelo Rosas, Roberto Álvarez y el joven Armenta.

-Ujule teacher, dicen que vivir fuera del presupuesto es estar en el error, en ninguna parte hay mejores empleos que los de gobierno. Igual se mira todavía en el Palacio Papagayo con los que quieren hablar en persona con el alcalde Evodio Velázquez Aguirre.

-¿Creen ustedes que Astudillo y Evodio hayan seleccionado libremente a todo el nuevo personal?

-Aaarajo teacher, de nuevos no tienen ni la facha muchos, pero hasta donde se ha visto tuvieron que abrirse a la pluralidad y aceptar recomendados o ceder posiciones a quienes les ayudaron en sus campañas. ¿Qué no hay contrataciones por capacidad, conocimientos y honestidad absoluta?

-Ujule chamacos, ¿no saben que vaca que no da leche va pa’l rastro?