* El ocaso de un alcalde, su discurso de conflicto y el temor porque lo “desaparezcan”

Mauro Campuzano Marquina

Inseguridad, malos o carentes servicios públicos, señalamientos de corrupción, aviadores, el problema de la basura, conflicto entre diversos actores políticos, incluso con los de su mismo partido político; así podríamos resumir el –tortuoso- paso de Marco Antonio Leyva Mena (Chilpancingo de los Bravo, 1968) como alcalde de Chilpancingo, un municipio clave en el mapa político de Guerrero.
Su evidente falta de tacto político, ese que todo el que ha logrado acceder a cargos de representación popular debería tener me recordó la relación entre el ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa (Huitzuco, 1908) y su pariente Febronio Díaz Figueroa –alcalde del 1 de enero de 1978 al 31 de diciembre de 1980-, hombre culto, se consideraba marxista, con fama de Play Boy y con pasmosa frialdad decía que era muy amigo del presidente Luis Echeverría, aquél le saludaba: “¡Quihubo Februs!”, y ese precisamente es el punto de comparación con la situación actual del alcalde.
Hay una regla no escrita en política, el jefe político de Guerrero, el primer ciudadano es el gobernador en turno y don Febronio, al igual que Marco Leyva, se saltaron la venia del señor y en el Distrito Federal hoy Ciudad de México, amarraron ambos sus candidaturas, eso jamás se lo perdonó Rubén Figueroa a su primo, al igual que muchos actores políticos de Guerrero no vieron con buenos ojos esa andanada.
Fiel a su dialéctica del conflicto Marco Leyva, no cejó en la primera oportunidad en re victimizarse ante una caída eminente, la toma de malas decisiones y no resolver conflictos internos en el Ayuntamiento propiciaron su salida, la ciudadanía percibía una fragilidad en el entonces alcalde lo que hace absurdo plantear el entramado de un complot político en su contra.
“…me han colgado muchas historias, gentes que son negativas No soy una monedita de oro, acuérdese que hasta el dinero tiene cara y cruz, pero la gente me quiere”, así respondía el alcalde Febronio Díaz sobre sus detractores. Hoy 08 de enero, Marco Leyva se asume como alguien terriblemente calumniado y durante un evento con líderes de colonias de Chilpancingo citó al Papa, se dice víctima de una estrategia mediática para impedir un cambio generacional, anunció que lo invitaron a sumarse a la campaña de José Antonio Meade y remató que no ha platicado con el gobernador Héctor Astudillo desde hace mucho tiempo; Marco Leyva emprendió una caminata hacia el Ayuntamiento para “ocupar” su oficina, rodeado de periodistas y una marabunta de sus colaboradores.
“He decidido regresar por los infundios permanentes del adversario político, por intentar utilizar la difamación y la calumnia como herramienta para conseguir sus fines sumados a la instrumentación de adelantar tiempos de auditorías y aparatos coercitivos para dañar y desaparecer del mapa político a los que consideran no adversarios sino enemigos de sus visiones egocéntricas del poder”, afirmó Leyva mena ¿verdad que ni ganas dan de abrazarlo? Dentro de esta dialéctica de conflicto evidencia que dejó –y ha dejado- de ser un importante interlocutor.
“Esta es la oficina del presidente municipal y el presidente soy yo”: Jesús Tejeda
Si se pudiera sintetizar la historia del presidente municipal con licencia Marco Leyva, una historia por demás interesante: una camaleónica mentalidad para re victimarse, pero ante todo se ve como un líder “armado de paciencia, para construir y consolidar nuestra democracia”,  como aseveró. Como si las palabras fueran pronunciadas por una persona resentida, tal vez frustrada y amargada dijo no tener miedo porque: “…miedo es vivir en la vergüenza de no luchar y permitir avanzar una injusticia”, y como dijo también Febronio Díaz durante una entrevista: “…hasta ahora no ha habido aquí ni un presidente municipal más hombre que yo; todos han sido lilos y gladiolos, y nadie como yo para lucir a una buena hembra y tomarse un vaso de vino”.
Marco Leyva es un hombre que no se deja doblegar y en constantes situaciones sí aprovechó momentos para intentar desestabilizar la administración de Jesús Tejeda, un empresario que le tocó afrontar una difícil situación con un Ayuntamiento con mala salud económica, diversos conflictos y una policía municipal que raya en la sospecha de sus vínculos con miembros del crimen organizado.
De sus tropiezos como gobernante casi no habló Leyva, lo que me llamó mucho la atención es el mensaje que envió durante su discurso en el céntrico restaurante en donde anunció su regreso a la alcaldía, más que una amenaza a la clase política local, parece el grito desesperado de un actor político cobijado por la desesperanza ¿Qué ni suda, ni se acongoja?
“…Por eso encargo mi seguridad al gobierno de la República: he dejado con un notario de la ciudad de México la historia de mis conflictos políticos, no tengo otros, y el interés que se podría tener, hoy o mañana, en mi desaparición. Junto con mi familia he sido amenazado desde la llegada a la administración y he aguantado el fuego amigo desde mi entrada. No la solicito al gobierno del Estado porque cuando solicité ayuda guardó un desesperado silencio. No les quiero representar una carga”, el contexto es fundamental, Chilpancingo vive horas de angustia, la seguridad pública le fue arrebatada al alcalde Jesús Tejeda por la desaparición de varios jóvenes y algunos de ellos fueron ejecutados. Dentro de ese lamentable y triste contexto se inserta el regreso de Leyva, sus palabras fomentan la leyenda negra de un político amenazado por el crimen organizado para devolver el poder al feudo que ostentan, pues si Marco Leyva resistió diversas estrategias para impedir un cambio generacional, su solicitud de licencia no es más que el preludio de sus aspectos positivos, deberá agregar un colofón en su paso por la administración local pues abonó de manera sustancial al esquema de inseguridad.
“El Congreso es el único facultado para resolver las licencias”: Benjamín Gallegos Segura
Y el Congreso le responde a la imprudencia e ilegalidad de dar hasta nombramientos en el asalto a la silla presidencial en voz de Benjamín Gallegos Segura, secretario de servicios parlamentarios del Congreso de Guerrero, a pregunta del periodista Federico Sariñana Valdez,  dijo que: “… el 16 de octubre del año anterior el licenciado Marco Leyva presentó una solicitud al Congreso, una solicitud de licencia indefinida al cargo de presidente municipal durante el resto del período a partir de esa fecha y por razones personales. El Congreso del Estado emitió el decreto número 486 por medio del cual se autorizó al licenciado Marco Leyva licencia indefinida… esa autorización se le dio en los términos y condiciones de su solicitud, es decir, por el resto de su período. No tuvo empacho Leyva Mena, en lamentar la respuesta del Congreso local, pues como esperando un milagro digno de una telenovela que con viento en su cabello soplara su agresivo regreso, no le quedó más que reconocer la soledad política que le acompaña.
Durante varias entrevistas que realicé a actores políticos, legisladores y funcionarios en vísperas de que solicitará licencia Marco Leyva, no encontré ninguna declaración a su favor, ningún remanso de paz o una buena percepción del entonces alcalde, de proyectos que se quedaron en el aire, de su forma de hacer política como una pelea de gallos.
Marco Leyva ha regresado fiel a su forma de dialogar y construir, peleándose con todos, afirmando su distanciamiento con el gobernador Héctor Astudillo y retando a la líder del Congreso Flor Añorve. Marco Leyva ilustra a la perfección aquella frase de Lord Acton: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. 
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@andrescampuzano