Alejandro Mendoza
 
Uno de los temas que realmente me apasiona es hablar de política, en el sentido estricto de su significado, y no en la esencia de la praxis política que rige en los actores políticos con sus deseos, pensamientos y acciones, como la mayoría de la gente común lo entiende.
La política está ligada, según la conciencia popular, a la corrupción, a la mentira, al cohecho y a la hipocresía. Y es verdad. Los recientes resultados de la elección del 1 de julio de cuenta de ello. La gente estaba harta, cansada, hasta el gorro de la actuación de los políticos y del sistema político prevaleciente que era regido por los intereses, acuerdos y cochupos de las tres fuerzas políticas del país, PRI, PAN y PRD.
En lo personal creo que esos tres partidos políticos —al igual que el resto, de los cuales algunos desaparecerán por no lograr el tres por ciento requerido de la votación para existir— cuentan con estatutos, documentos básicos y declaración de principios que si los cumplieran, otra cosa fueran los institutos políticos y, desde luego, otro su rol en la vida pública y privada del país.
Hoy quiero hacer una reflexión que ni por asomo se trata de una catarsis, ni tampoco de recurrir al vituperio ni cosa por el estilo. En los medios de comunicación tuve la honrosa oportunidad de ser reportero, jefe de información, jefe de redacción, analista político, columnista, conductor de noticas, director de noticas y corresponsal de diarios nacionales en un periodo de casi 16 años de mi vida. 
Me distinguieron en este tiempo con el Premio Estatal de Periodismo “Ignacio Manuel Altamirano” por la columna política “Palabras Punzantes” en dos ocasiones; con el Premio de Periodismo Parlamentario entregado por el Congreso del Estado por el género entrevista; también por el género columna “Palabras Punzantes”, y por el género noticia; así como con diversos diplomas y reconocimientos por la labor informativa en beneficio de la sociedad y el desarrollo democrático de la entidad.
En esencia, el punto que quiero poner en la atención, es que en ese tiempo se escribió, se investigó, se narró, se analizó y se discutió los cambios políticos y sociales que se fueron viviendo. Después, en 2008, crucé una línea invisible para incursionar en la política como actor activo de la misma y no sólo como asiduo testigo de mi apasionante rol como periodista y comunicador. 
Entonces, de 2008 a 2015, fui dos veces candidato a la Presidencia Municipal de Chilpancingo, subsecretario de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, subdirector de Recursos Humanos, coordinador de asesores y secretario particular en la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado. 
En el 2012, nos tocó la segunda campaña de Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República. Yo era el candidato a la Presidencia Municipal de Chilpancingo, nos tocó hacerle campaña en la capital del estado de Guerrero. Su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) apenas se construía.
De 2015 a junio de 2018 participé activamente en la política partidista electoral en el PRD. Intenté dos veces ser candidato a la Presidencia Municipal de Chilpancingo. Me decía el vox populi ahora sí la tercera es la vencida. Por razones y decisiones ajenas a mí, no se pudo. En mayo de 2018, se intentó que al menos fuéramos tomando en cuenta en la segunda regiduría. Tampoco se pudo. Ni para regidor, pues. Dios sabe. 
El punto medular es que a lo largo de 24 años de mi vida he tenido el privilegio de ver, conocer y analizar la práctica, los usos y costumbres y las motivaciones de la praxis política en el país, en Guerrero y Chilpancingo, desde las dos perspectivas, como comunicador y como actor político. 
Y justo en un momento histórico de la nación ante el golpe demoledor que en las urnas sufrieron los tres “poderosos” partidos que sostenían la vida política del país, por parte de un solo hombre que se organizó a través de su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador.
Es cierto que hay muchas expectativas creadas. AMLO tiene en sus manos los Poderes Ejecutivo y Legislativo con un amplio respaldo popular expresado en las urnas. Pero la historia no se detiene. Viene otra etapa: el cumplimiento del gobierno de AMLO al pueblo y la recomposición del sistema de partidos políticos. La historia se sigue escribiendo en el país, en Guerrero y en Chilpancingo. La historia no se detiene y debemos seguir siendo parte de ella. 
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.
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