Alejandro Mendoza

Cada quien entiende la política desde su propia visión y conocimiento. Desafortunadamente hay quienes creen que la política no vale la pena y no es la solución a los grandes problemas que enfrenta la sociedad. Y afortunadamente hay grupos que creen que la política puede ser un instrumento útil que puede contribuir a que las cosas mejoren.
No se puede negar ni ocultar los terribles saldos que ha dejado la práctica política basada en los intereses personales, de grupo, de dinero y de poder por el poder. Cada día parece que se confirma el desfasamiento de la forma de hacer política con la realidad social y económica en México.
Son cuantiosos los casos de hombres y mujeres que han contribuido a que la corrupción política sea una tendencia en el comportamiento que asumen en todos los asuntos políticos, sociales y económicos.
No sólo en el contexto de los procesos electorales se puede observar la conducta nociva que ha hundido en el descrédito a la política, sino prácticamente en todo tiempo y en especial, en el ejercicio de las dirigencias de los partidos políticos y del gobierno.
El problema sustancial del hundimiento de la credibilidad de la política tiene que ver con los intereses que están de por medio. El curso de la política está regida, en gran medida, por los beneficios y dádivas que puedan obtener los encargados de dirigirla.
En el imaginario colectivo de la sociedad prevalece el pensamiento popular de que la política no sirve y está alejada de las necesidades de la gente. Y resalta la idea de que los políticos únicamente buscan su beneficio personal y su enriquecimiento.
Es raro encontrar en la opinión de la ciudadanía consideraciones positivas hacia la práctica política actual. La mayoría tiene una clara concepción de que la política en gran medida la responsable de la situación que prevalece en el país, en el estado y en el municipio.
En la historia de la humanidad la política ha tenido un papel fundamental en el curso de la misma. Los hechos pasados dan cuenta del beneficio o del perjuicio que ha provocado en cada siglo. Obviamente no se puede comprender la realidad actual sin considerar la influencia de la política en los asuntos del hombre.
En esencia, el problema no es la política en sí, sino la práctica de ella y los fines para los que se utiliza. Desde luego que se puede creer que sí puede ser instrumento útil para cambiar las cosas para bien, porque hay casos en la historia que así lo sustentan.
La política como arte de dialogar y negociar puede contribuir a un mejor escenario presente y futuro, dependiendo de los principios y valores de quienes la ejercen. En esto radica su utilidad a favor de las sociedades.
Lo ideal es que la gente tuviera una mayor participación en los asuntos de la política, ya sea participando directamente, opinando de la misma, denunciando la mala política, proponiendo alternativas de solución, como eligiendo a los representantes populares y gobiernos por medio del voto.
Y mientras exista esa apatía y desinterés en la mayoría de la población alentada también por quienes la dirigen, porque así les conviene, muy difícilmente se podrá cambiar la práctica política.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
https://ampalejandromendozapastrana.blogspot.mx/2017/12/paseo-del-pendon.html