Roberto Ramírez Bravo

Guerrero es, según definió la secretaria general del CEN del PRD, Beatriz Mojica Morga, uno de los estados donde el Frente Ciudadano por México ha avanzado más en la integración de los tres partidos que buscan coaligarse.
Es, además, un estado donde la membresía de dicho frente, a través de las siglas del PRD, se ha incrementado en 200 mil personas en el último año, siempre según la declaración de la excandidata a gobernadora en la elección pasada.
El Partido de la Revolución Democrática es, dentro del FCM, el que mayor presencia tiene, frente a sus compañeros Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano (MC), lo que lo convierte de alguna manera en el centro de la discusión en esa alianza, a diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, donde es el blanquiazul el que lleva ese papel protagónico.
Por eso, lo que pase en el sol azteca de manera inevitable va a impactar en el comportamiento del Frente en lo que se refiere a las candidaturas que estarán en juego el próximo año en Guerrero.
Los reacomodos de corrientes dentro de la estructura perredista están enviando mensajes que los otros partidos no pueden dejar de tomar en cuenta a la hora de hacer sus propias proyecciones. En una colaboración pasada se planteaba en este mismo espacio que varias corrientes han hecho un bloque para tratar de contrarrestar a la alianza compuesta por Nueva Mayoría (encabezada por el alcalde Evodio Velázquez Aguirre) y Grupo Guerrero (por el diputado federal David Jiménez Rumbo), a la hora de tomar las definiciones de candidaturas.
Una primera propuesta de este bloque sería la de impulsar la permanencia de Celestino Cesáreo Guzmán en la presidencia del comité estatal. Esa intención, anunciada en esta columna el jueves pasado, se consumó el sábado, pero no con el resultado que sus promotores esperaban, pues no pudieron mantener al novel senador en la dirigencia, aunque sí la consiguieron para alguien de su mismo bloque, el diputado Ricardo Barrientos, de la corriente ADG, al igual que la secretaría general, que recayó en Alberto Catalán Bastida, de IPG, otra de las corrientes coaligadas.
En la teoría, este nuevo polo en el PRD va a apoyar una propuesta para el Senado: el diputado Sebastián de la Rosa Peláez, quien se sumará a la ya segura en esa fórmula, Beatriz Mojica. Por ello, la secretaria general del CEN le sugirió al alcalde que busque reelegirse en el cargo.
Si eso sucediera, habrá una competencia entre él y Víctor Aguirre, que representa a la propuesta del bloque en cuestión. Las corrientes acuerpadas le ofrecen al edil una opción nada desdeñable: una diputación plurinominal local, que reconoce su estatura política como presidente municipal y que le evita el desgaste de una campaña, en el caso de que opte por la reelección.
Sin embargo, ya sea Víctor Aguirre o Evodio Velázquez, el mensaje es evidente: Acapulco será otra vez para el PRD, y el Senado también. ¿Y entonces, qué pasa con los otros partidos del Frente?
Se sabe que en Movimiento Ciudadano hay dos propuestas prioritarias: Walton para la candidatura al Senado, y Ricardo Mejía Berdeja para la alcaldía. Inclusive, que Walton estaría dispuesto a sacrificar la senaduría con tal de que el diputado local sea alcalde, algo que solo podría lograr en alianza con el perredismo, como ocurrió con él, que después de tres intentos solo ganó al ser postulado también por el sol azteca.
Pero los acontecimientos en el PRD van preludiando una encrucijada. El problema de la creación del Frente es que, juntos los tres partidos, más los que se vayan acumulando, tienen más aspirantes que cargos a repartir. Y el otro problema es que MC, o Luis Walton, como se prefiera, tiene la mecha corta, y podría generarse un estallido y, en el caso de ver poco probable la consecución de sus objetivos, podría repetirse la historia de la elección de 2015.
Se recordará que ese año Walton sintió que debería ser el candidato a gobernador, pero cuando el PRD se inclinó por Beatriz Mojica, decidió romper la coalición, con el resultado consecuente: no solo no ganó él como aseguraba que ocurriría, sino que no quedó ninguno de los dos o, peor aún, su partido se fue hasta un lejano tercer lugar.
El riesgo de la ruptura para el Frente se está construyendo desde el momento de su nacimiento. El PAN, hasta ahora, solo se encuentra a la expectativa, aunque se espera que sus principales propuestas estén en los municipios y distritos donde ya gobierna, lo que hace menos complicada la alianza.
Pero el factor MC ahí está presente, y el recuerdo de la elección de 2015 es una herida todavía abierta, como lo es también la embestida permanente que el equipo waltonista ha mantenido contra el gobierno de Acapulco, emanado del PRD.