Reajuste a la maquinaria

 

Felipe Victoria

 

En ya casi dos años gobernando contra viento y marea la entidad que le dejaron en deplorables condiciones a Héctor Astudillo Flores, el balance a su favor es positivo, pero no se pueden echar las campanas a vuelo y soslayar la carga negativa de la que no ha podido deshacerse.

Toda nave, para que pueda cumplir exitosamente la travesía, debe revisarse “mecánicamente” muy a fondo, sobre todo las que vuelan y también las que navegan en las aguas y por tierra.

A veces hay fallas perceptibles que pueden sobrellevarse aunque se disminuya la calidad del funcionamiento, pero algunas que parecieran menores resultan graves, porque afectan a otras partes vitales y terminan por reventar el viaje antes de tiempo y de llegar a la meta final.

Por decirlo así, en el cuerpo humano si no se revisan y controlan los niveles de azúcar y grasa o de presión arterial y respiración, una muerte repentina puede sobrevenir; en las máquinas los motores y suspensiones truenan, y entonces hay que ir a dar a los talleres de reparación o a los hospitales.

¿Pero qué debe hacerse cuando algunos elementos humanos no están funcionando adecuadamente en el servicio público?

A los ingeniosos y voraces deshonestos lo corrupto no se les quitaría ni volviendo a nacer; por más controles anticorrupción que legislen e inventen, no funcionan porque a la hora de aplicarlos el problema de raíz subsistió, entonces cuando dentro del barril se detectan manzanas agusanadas, hay que sacarlas de inmediato antes que contaminen y pudran a las demás.

A la vieja usanza de moralidad burocrática se les llamaba “purgas”, o “reajustes de personal” para ser menos drásticos, inclusive se determinaba la desaparición de dependencias estratégicas completas, por necesarias que fueran.

Nunca olvidaré el proceso seguido por Miguel de Lamadrid Hurtado en enero de 1983, cuando de un plumazo aniquiló la negramente famosa DIPD de la policía del DF, que era eficiente y eficaz, pero estaba muy podrida con un jefazo podrido.

Después, en 1985, la renovación moral tocó hasta la médula a la Secretaría de Gobernación que capitaneaba el consentido Manuel Bartlett Díaz y el presidente le quitó el juguete perverso que convirtió en narcopolicías de inteligencia a la Federal de Seguridad del malandrín Zorrilla Pérez.

Fue al mesurado y hermético Don Pedro Vázquez Colmenares que le encomendó fusionar Investigaciones Políticas y Sociales, y aprovechar lo rescatable de la DFS para crear la DISEN, como dependencia de información y análisis, que terminó convertida en el CISEN pero sin funciones operativas ni agentes armados.

En junio de 1990 se dio un drástico cambio en el sistema policiaco brutal con la aparición de la CNDH de Carpizo que prontamente extravió la brújula y la transformaron en “recurso procesal legaloide”, para proteger maleantes e inhibir la energía policial debida.

Con el tiempo es la piedrita en el zapato de presidentes y gobernadores que reciben reclamos por la impunidad de la delincuencia, pero no le sueltan las riendas a las corporaciones del orden para que los delincuentes sean tratados como lo que son, y las fuerzas armadas se niegan a embarcarse en tareas policiacas que no les corresponden.

El poder corruptor de las mafias esclaviza a los agentes de la Ley y convierte en “socios” a algunos políticos y hasta legisladores, que se resisten a concretar reformas para aumentar la penalidad y clasificación de ilícitos, como la extorsión tan de moda, y entonces el encubrimiento y la protección se convierten en negocios de unos pocos en agravio de muchos.

Bien pronto se comenzarán a manejar nombres de los que sueña con diputaciones locales en Guerrero y hasta de los que pretenderán reelegirse, poco puede hacer ahí el gobernador porque se trata de un poder distinto y autónomo del Ejecutivo, pero sí le sugerimos respetuosamente que aplique al máximo su virtual derecho de veto en el palomeo de aspirantes a curules, no queremos más pillos en el Congreso patrocinados en sus campañas por las mañas.

El cuerpo legislativo es la tercera parte vital del funcionamiento correcto del Estado; sano será entonces darle una revisión profunda y cambiar lo que sea necesario, no más holgazanes ni truhanes escudados en el fuero y enriqueciéndose desmesuradamente.

Del saneamiento del Poder Judicial con próximas magistraturas y plazas de jueces, igual hay muchos pendientes, pero en los aspectos de seguridad pública y procuración de justicia lo que se mira no se juzga y no hay más cera que la que arde: urge una gran purga para que todo vaya mejorando.

-¡Tilín, tilín!, suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, ¿se apuntará para regidora o diputada en el 2018?

-Ejele chamacos, soy gente decente y me conformo con mi chambita de docente.

-Pero así nunca saldrá de clasemediera jodidona.

-Prefiero mi prestigio y no la mala fama de trácala, el dinero caliente y mal habido es una maldición.

-¿Entonces los políticos enriquecidos están malditos?

-¡Shhh…cábrense cayones!, no todos son iguales.

-Deberían revisarlos entonces, Teacher, sobre todo por los cambios que insinuó el gobernador la semana pasada.

-¿Qué le sugieren que hiciera para darle una buena limpiadita a su administración?

-Pues antes que hacer purgas, debieran dejárselas caer  a tantos que no han cumplido con su declaración 3 de 3.

-¿Eso le correspondería a Mario Ramos del Carmen?