* Decisión dura, pero necesaria: HAF

* Jesús Tejeda Vargas, alcalde interino

* Los pendientes: basura y seguridad

 

Jorge VALDEZ REYCEN

 

La mano derecha alzada, la izquierda tocando los genitales, así protestó –al estilo de la Roma y sus clásicos— Jesús Tejeda Vargas, prominente integrantes del consejo de la COPARMEX como alcalde interino de Chilpancingo, ante el pleno del Congreso del Estado.

Hoy a las 12 horas tomará posesión del cargo y sostendrá la primera sesión del cabildo presidida por él. Se conocerán los nombres de los nuevos integrantes del gabinete municipal con los que va a trabajar a marchas forzadas en el cierre de un trienio 2015-2018 lleno de asignaturas pendientes y urgentes de resolver: la recolección de la basura y la inseguridad desbordada.

Anoche, en una entrevista de televisión, el gobernador Héctor Astudillo Flores hizo alusión al relevo municipal en Chilpancingo, su tierra natal: “a mí también me dieron una oportunidad y la aproveché. Me acordé de eso”. Dejó entrever que había sido una decisión dura, difícil, pero quizá necesaria.

Tejeda Vargas no debe convertir el Ayuntamiento en una sucursal de la COPARMEX, ni tampoco en una gerencia de un negocio. Debe entender que ahora es un servidor público, no un empresario. Y en esa tesitura deberá comenzar a escribir su historia como primer edil de un cabildo que en los últimos días se ha montado en un tobogán de noticias, versiones, expectativas y muchas emociones.

El cabildo deberá acotar versiones filtradas de supuestos negocios, licitaciones u otorgamientos de concesiones a particulares o empresas con razones sociales fantasmas, con el único propósito de transparentar un ejercicio probo y honesto, ante cualquier desafortunado desliz. Nada se puede hacer sin el consenso de los síndicos y regidores. Y en la entrega de esa versión periodística, se carece de fuente y sólo se convierte en trascendido o mera especulación.

El asunto de Chilpancingo es coyuntural. La crisis de la basura estalló a finales de septiembre, en plena contingencia por la emergencia del huracán Max y el sismo del 19 de septiembre. Eran días aciagos, tensos, de abrumadora actividad para proveer ayuda humanitaria a quienes perdieron la vida, muchos miles sus viviendas y otros más todo su patrimonio. Era el tiempo de actuar rápido y efectivamente ante la tragedia. No para perderlo en grillas, ni pleitos entre alcaldes o acusaciones plañideras.

Y así llegó el crucial y definitorio sábado de la semana pasada… luego el domingo de los hechos consumados y el lunes del ai’nos vemos. Martes de protesta y miércoles de recomenzar la historia.

Pocas palabras, en mucho silencio.

Chilpancingo es el “tumba gobernadores” y la sepultura política de gente insolvente. A trabajar ahora, todos los días y todas las noches, también, por una capital sumida en el abandono de sus servicios públicos. Rescatarla será tarea insoslayable.

Ya se comienza el “palomeo” de quienes permanecerán –muy pocos— y de los que serán llamados a ponerse a trabajar. No hay de otra. Como la “reta” del futbolito llanero.

A Tejeda Vargas le toca demostrar con creces esta oportunidad de estar a la altura del desafío y de compensar los muchos meses de desgano y desdén con trabajo.

Ya veremos la confección del equipo de colaboradores, que no aduladores. También veremos si tiene el carácter y la templanza de gobernar.

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.