PUES EL ARROZ ya se coció. Ayer se convirtió en un hecho real lo que desde el sábado comenzó como un rumor: la solicitud de licencia de Marco Antonio Leyva Mena para separarse del cargo de presidente municipal de Chilpancingo. Desde hace varios meses MAL estaba jugando horas extras en su partido.

Casi todo lo hizo mal. Casi nadie lo respaldaba. Le pusieron tantas zancadillas que se la pasaba tropezando un día sí y otro también. Y nunca supo sortear las dificultades políticas que enfrentaba, ni resolver los problemas de un municipio tan difícil de gobernar como es Chilpancingo, la capital del estado y donde hasta un barrendero se siente influyente, y el alcalde debe tener un ojo viendo al gato (los problemas de la ciudad) y el otro al garabato (la sombra del gobernador del estado).

Soberbio, arrogante, informal, mitómano, mentiroso, conflictivo, hombre que no resolvía casi nada pues prometía mucho y nomás no cumplía, Leyva Mena fue cavando su propia tumba política. Es el más vivo ejemplo de cómo no se debe comportar un servidor público.

Rodeado de una bola de inútiles para trabajar pero buenos pa’l billete, sin un plan de gobierno y guiado por puras ocurrencias, fue un desastre como alcalde. Los habitantes de Chilpancingo viven hoy una de las peores situaciones, que no se habían visto en décadas: inseguridad, pésimos servicios básicos, vialidades de quinto mundo, deficiente alumbrado público, etcétera, etcétera. Chilpancingo es considerada hoy la peor capital de estado del país. ¡Vergonzoso!

Quizá algunos lectores crean que se hace leña del árbol caído. No hay tal. Fue un mal alcalde. Punto. Y también careció de apoyo, pero él se ganó a pulso, con sus errores políticos, que lo abandonaran a su suerte.

Ya era hora de que se fuera. Se encerró en su burbuja con sus cuates y dejó de escuchar consejos que podrían haberlo ayudado a remontar la frágil situación en la que se encontraba. No quiso ver la tormenta que se le venía encima. No había mejor salida que su solicitud de licencia. Estaba en marcha una humillante defenestración.

Lástima por él.

Ahora viene lo que viene. ¿Quién será el alcalde sustituto? Seguramente hoy, después de que la Cámara de los Diputados apruebe su solicitud de licencia, se despejará la incógnita. Quien llegue a sustituirlo, con toda seguridad contará con el respaldo, político y financiero del gobernador del estado, y quizá veamos en los próximos días un cambio radical en el tratamiento de los problemas de la capital guerrerense y un merecido cambio de la imagen urbana de la ciudad. Sea quien sea el nuevo alcalde. Pero, como dice el comercial, eso es otra historia, que mañana les contaremos aquí…