Alejandro Mendoza

 

Definitivamente la corrupción es el terrible mal que anida en la actual generación en todos los ámbitos de la sociedad. Hay una crisis de credibilidad a causa de la lacerante práctica corrupta. Los valores y los principios escasean.

Se pudiera pensar que ese mal aqueja solamente a los gobiernos y a los partidos políticos, pero la realidad es que en todos lados y en todas las profesiones, en todos los oficios, en la iniciativa privada, en la vida pública, en la vida familiar, hay estragos de la corrupción.

Un acto contrario a la honestidad y a la transparencia comienza con una pequeña acción en la familia con los hijas o hijas, que después pasa a ser, con el correr de los años, una forma de vida corrupta.

En general se tiene noción de las evidentes conductas que reflejan corrupción a nivel público y privado como apropiarse de fondos públicos por parte de políticos, gobernantes, policías, servidores públicos, etc. También se incurre con frecuencia en la venta de influencias por parte de políticos y empresarios; privar al país de sus servicios público honestos; vender protección a criminales por parte de la policía, jueces, magistrados, procuradores de justicia.

A la lista se le puede sumar el otorgar contratos por debajo de la mesa, sin que medie el debido proceso de licitación; nepotismo; recibir donativos para financiar campañas políticas en exceso rebasando el tope máximo permitido por Ley; aceptar sobornos; abusar del poder; evadir o dejar de tributar contribuciones al fisco; enriquecimiento ilícito y chantaje.

La grave crisis de credibilidad que enfrentan todas las instancias o personas que ostentan un determinado poder, radica en las prácticas nocivas de la corrupción. Los partidos políticos y los gobiernos enfrentan tal escenario y son más expuestos por la propia naturaleza pública de cuantiosos manejos de recurso público del pueblo.

Según Transparencia Mexicana los cinco trámites con mayores niveles de corrupción son: Evitar que un agente de tránsito se llevara su auto al corralón, evitar ser infraccionado o detenido por un agente de tránsito o policía de seguridad pública, estacionar el auto en la vía pública en lugares prohibidos, trámite para recuperar su auto robado y trámite para pasar sus cosas en alguna aduana o retén.

Mientras que los cinco trámites con menores niveles de corrupción son: Trámite del pago predial, obtener incapacidad o justificante de salud, trámite de RFC, devolución o declaración anual o trimestral, trámite relacionado con el servicio telefónico y arreglar que se atendiera urgentemente a un paciente o familiar.

Las acciones de las personas pueden ser aprehendidas por actos conscientes o inconscientes de corrupción. Por ejemplo, tras los sismos del 7 y 19 de septiembre, la presidenta de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ana Lilia Herrera, revivió una iniciativa de reforma para castigar penalmente la corrupción en materia de desarrollo urbano por construir edificios habitaciones con material de pésima calidad y sin cumplir la norma.

Otro ángulo de este mismo suceso fue utilizar la ayuda humanitaria para las familias afectadas con otros fines político-electorales como el caso del gobernador de Morelos, Graco Ramírez.

En fin, la mordida no es el único tipo de corrupción. De acuerdo con Max Kaiser, director de Anticorrupción del IMCO, Centro de Investigación Aplicada Independiente, Apartidista y No lucrativo, enumera una lista muy conocida: 1.- “Póngase la del Puebla”: el soborno. 2.- “Un peso para el pueblo, uno para mí”: el peculado o desvío de recursos. 3.- “Ahí te encargo a mi compadre”: el tráfico de influencia. 4.- “Porque quiero y porque puedo”: abuso de funciones. 5.- “Un político pobre es un pobre político”: enriquecimiento oculto. 6.- “Calladito te ves más bonito”: obstrucción de la justicia. 7.- “El que no transa no avanza”: colusión. 8.- “Esos terrenitos pronto valdrán una fortuna”: uso ilegal de información confidencial. 9.- “Primero la familia”: nepotismo. Y 10.- “Al jefe lo que pida”: conspiración para cometer actos de corrupción

De acuerdo con el informe ‘Barómetro Global de Corrupción 2017’ publicado por Transparencia Internacional, el 51% de los mexicanos han pagado un soborno durante el último año, convirtiéndonos así en el país más corrupto de Latinoamérica; la policía y los políticos son las profesiones más corruptas, pero de nueva cuenta, no solo se trata de políticos, sino de una corresponsabilidad en donde los ciudadanos jugamos un importante papel.

Lamentablemente, la corrupción está en todos lados. Y a todos nos toca atacarla.

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz

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