* El pago de nómina, energía eléctrica, teléfono y combustible, son indispensables para la operatividad de su estructura, asegura el dirigente estatal del tricolor

 

Carlos Navarrete

 

Si la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional renuncia también al financiamiento público que perciben anualmente, como lo hará el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), existe el riesgo de que el partido se “paralice”, advirtió el líder del tricolor en Guerrero, Heriberto Huicochea Vázquez.

En declaraciones que hizo a la agencia ANG, el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del tricolor explicó que en el ámbito local pueden hacerse reducciones a los ingresos del PRI, pero consideró que no hay condiciones para que renuncie al cien por ciento de sus prerrogativas.

Huicochea Vázquez argumentó que el PRI Guerrero tiene obligaciones financieras mensuales como el pago de nómina, energía eléctrica, teléfono y combustible, que son indispensables para la operatividad de su estructura, por lo que consideró no es viable dejar sin financiamiento a la dirigencia estatal.

Incluso dijo que ese no es un tema que el CDE se esté planteando en Guerrero, porque no es posible atender los compromisos financieros solamente con las aportaciones de la militancia del tricolor, que en el estado es de aproximadamente dos millones 600 mil pesos, como lo proponen el PRD, PAN y Movimiento Ciudadano.

Explicó que del total de gastos que enfrenta el PRI anualmente, el 95 por ciento los solventa con el financiamiento que le otorga el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), monto que este año fue de 34 millones 313 mil 872 pesos.

Aclaró que el CDE no se niega a una reducción de sus ingresos e incluso comentó que en caso de que el CEN del PRI deje de percibir el cien por ciento de su financiamiento, la dirigencia estatal perdería cuatro millones anuales, que era la aportación del nacional.

Aunado a ello recordó que 2018 es año electoral, por lo que es indispensable que la dirigencia estatal tenga financiamiento para la contienda, así como para cursos de capacitación, campañas de afiliación y propaganda institucional.

“Nosotros no nos oponemos a una reducción considerable de nuestro financiamiento, podemos disminuir los gastos en varios conceptos, pero ¡Imagínate que no hubiera campañas! Es algo que se debe reconsiderar, sobre todo para salvar los gastos de operación, de lo contrario caeríamos en el inmovilismo”, concluyó.