Evodio: Alcalde caradura

 

Además de mentirosillo e inepto, el presidente municipal de Acapulco Evodio Aguirre Velázquez ha resultado ser un voraz depredador del presupuesto público. Todo indica, salvo prueba en contrario, que durante estos casi dos años se ha dedicado con mexicana alegría a chingarse todo el dinero que se pueda de las arcas públicas del que alguna vez fue el Paraíso de América.

Rásquele por donde le rasque, hay una hediondez horrible en la administración municipal de Acapulco. No es que los alcaldes que lo antecedieron hubiesen sido un dechado de virtudes y ejemplos de inmaculada honestidad, pero don Evodio resultó hasta malo como ratero. No tiene recato.

Hay tantos botones de muestra, que las páginas de un diario serían insuficientes para detallar todas las trapacerías que don Evodio y su banda han cometido. El más reciente caso es el del jineteo de las cuotas de los trabajadores municipales que se deben enterar al ISSSPEG. Ayer el director de este Instituto, Jesús Urióstegui, en entrevista radiofónica se encargó de darle una vergonzosa encuerada, digna de las que se pueden observar en la legendaria playa El Zipolite, el paraíso de los chirundos.

¡Pobre Acapulco!