Por Felipe Victoria Zepeda

 

Aplastante sábado

 

De pronto, como en la canción de Emanuel, “todo se derrumbó” para algunos grupos que aspiran a la Presidencia y no se quedarán con los brazos cruzados. De aquí la fecha electoral de 2018 muchas cosas pudieran suceder.

Juan Bustillos Orozco como siempre impacta con lo que publica solo para iniciados, les transcribo entre comillas su nota de ayer:

“En 2018 el terror cerval de PRI y PAN a López Obrador”

“A la clausura de la XXII Asamblea Nacional del PRI, el Presidente se hizo acompañar ayer por los militantes priístas que aspiran a sucederlo (Miguel Osorio, Aurelio Nuño, Manlio Fabio Beltrones, José Narro y Eruviel Ávila), pero también por “El simpatizante”, José Antonio Meade”.

“En 40 años de reportear sucesiones presidenciales nunca imaginé que llegaría el momento en que una figura, en este caso Andrés Manuel López Obrador, condicionaría las estrategias electorales de las más importantes fuerzas políticas del país, al extremo de unirlas en un pacto de facto, no escrito ni reconocido públicamente, para acabar con sus ansias mesiánicas de casi dos décadas”.

“Seamos claros: Las uniría, más que su preocupación discursiva del riesgo del retroceso de lo ganado en pactos legislativos que fructificarán en el futuro, el temor a la previsible venganza del tres veces candidato presidencial, que podría traducirse en cárcel o destierro para lo que genéricamente llama ‘la mafia del poder’, culpable de que en dos ocasiones consecutivas le impidiera tomar lo que considera suyo, y de nadie más: La silla presidencial”.

“También se unen para enfrentar el linchamiento mediático, que se repetirá como ocurre cada seis años. Para esto, nuestra gran prensa se pinta como ninguna otra, sea cual sea la facción que detente la Presidencia. No es un fenómeno reciente; en las ocasiones que López Obrador buscó la Presidencia, algunos de los cabezales más influyentes, así como las cadenas televisoras y ciertas de la radio, hicieron lo que creyeron conveniente para convencerlo de no haber participado en el complot en su contra, sino al contrario. Hoy es más acusado el temor que le profesan, y no se preocupan por disimularlo”.

“Es un espectáculo único, sin antecedentes en casi medio siglo de presenciar la lucha por el poder político, y agradezco a la vida por poder ver al menos los prolegómenos. En el otoño profesional observo y registro la enésima fractura de priístas y panistas con vistas a 2018. Y también la del perredismo, ahora en extinción, salvo que se cuelgue del PAN o de Andrés Manuel López Obrador”.

“La fractura panista ha colocado a Margarita Zavala en posición de tener que competir, formalmente, como candidata independiente”.

“La del PRI, con pretexto de asegurar la vigencia de las reformas estructurales del Presidente Peña Nieto, en especial las Educativa, Energética y de Telecomunicaciones, obligó a la imposición de la figura del ‘candidato simpatizante’, una rara especie de mexicano carente, en su ADN, del gen de la corrupción, ese factor cultural que caracteriza a nuestra sociedad (y a las del resto del mundo), como lo dijo alguna vez el Presidente Peña Nieto”.

“Es consenso que el beneficiario de esta enésima enmienda a los estatutos panistas sería el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, que ha transitado del gobierno de Calderón al de Peña Nieto, manteniéndose inmaculado”.

“¿De qué otra manera se puede leer que Meade, “El simpatizante”, fuese el único no priísta en asistir ayer a la clausura de la XXII Asamblea Nacional del PRI, precisamente la que decidió abrirle el camino para culminar su carrera política como Presidente de la República?”

“Pero el supuesto de que, sólo por esa cualidad única, Meade sea el candidato constituye una ofensa a los aspirantes que sí son militantes priístas, pues sin acusación ni proceso de por medio se les declara corruptos sin posibilidad de defensa. Si alguno de ellos, Osorio, Beltrones, Eruviel, Nuño o Narro, no es el candidato, al menos merecen una disculpa”.

“Sólo así se entiende que lo único a destacar de la XXII Asamblea Nacional del PRI sea la implantación del ‘candidato simpatizante’, Meade, que, a nadie escapa, es la pieza oculta de Videgaray, como Ernesto Zedillo lo fue de José Córdoba Montoya cuando a Carlos Salinas le crearon, una vez muerto Luis Donaldo Colosio, el escenario del ‘default’”.

“Meade sería el único capaz de representar al PRI sin ser militante en la lucha por la supervivencia de algunos, en detrimento de priístas consolidados como Osorio Chong, Beltrones, Nuño, Eruviel y José Narro, culpables de haberse afiliado al PRI, de hacer talacha y exhibir su militancia cuando lo único en que debieron afanarse era dejar hacer y pasar, brincando como chapulín, de un gobierno a otro sin importar sus siglas e ideología, pero, eso sí, sin hacer olas, sin que sus personas dieran de qué hablar, lo que hoy se llama prestigio”.

“El cálculo del ideólogo de la genial estrategia es que muchos panistas votarán por ‘El simpatizante’ porque lo consideran suyo; la pregunta es cuántos priístas votarán en su contra o emigrarán a Morena o al PRD”.

“Y que quede claro: Culpa no es de Meade, sino de los tiempos y de los priístas que desperdiciaron, miserablemente, los últimos cinco años en mantenerse en su partido y no construir prestigio”.