* La lucha de los pobladores de esta comunidad contra proyectos mineros fue también para preservar sus costumbres, tradiciones, cosmovisión y el respeto a sus dioses

 

JESÚS SAAVEDRA

 

Segunda y última parte

 

SAN MIGUEL EL PROGRESO (Júba Wajiín).— Si algo caracteriza a esta comunidad indígena Me’phaa es su sincronía con sus creencias, su fervor religioso, su sentido comunitario y el respeto a los recursos naturales y animales que los rodean, al final son hijos en la tierra de Mba’tsún, padre rayo; Begoo, madre lluvia y, sobre todo, a la madre tierra, Kumbaa.

Esos fueron parte de los argumentos a su favor que la juez Primero de Distrito, Estela Platero Salado tomó a su favor en la resolución judicial del 28 de junio pasado, en donde les dio la razón a esta comunidad indígena de la Montaña guerrerense.

En el estudio del amparo que promovieron los abogados y la comunidad indígena Júba Wajiín (Loma Muerto), ordenó realizar un dictamen antropológico que encabezó María Teresa Sierra del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

En esta comunidad, enclavada a más de 2 mil 500 metros de altura a nivel del mar, explican que la juez federal tomó en cuenta su cosmovisión del mundo, de la naturaleza y sobre todo de la pertenencia de la tierra.

Esta tierra por donde han pasado varias generaciones desde hace más de 150 años y que se sintetizan en ceremonias, rituales y lugares en común de los indígenas que mantienen un respeto irrestricto por los dioses católicos y los dioses que han pasado de generación en generación como Mba’tsun, a quien consideran padre rayo; a Begoo, madre lluvia y a Kumbaa, madre tierra, como los identifican en su lengua materna el Me’phaa o Tlapaneco, como los identifican los mestizos.

Don Luis Gálvez Ortega, comisario municipal de esta localidad, explica que defendieron en esta parte sus centros ceremoniales que cuentan son más de veinte, el más importante es el que se encuentra en la cúspide del cerro que se encuentra en el extremo oriental Tepilzahuatl, que es un punto trino y que de acuerdo a sus ancestros era el camino real o por donde caminaban antes que hubiese carreteras, caminos o brechas la raza Me’phaa, justo debajo a la mitad del macizo montañoso se ubica San Miguel El Progreso.

Ahí, cada 24 de abril, suben los indígenas a pie y dicen que es punto reino porque se encuentran con sus hermanos de comunidades de Iliatenco, de Colombia de Guadalupe y de otras localidades anexas, en donde van a rendir tributo a San Marcos.

Música de chile frito, comida y bebida, sirven de entorno a esta ceremonia que inicia en la víspera el 24 y tiene su momento especial el 25 de abril cuando hay rezos de los principales de los pueblos.

“Pedimos por nuestra tierra por nuestros hijos, por nuestros animales, por las personas que gobiernan y que tengan buen corazón para saber hacer las cosas bien y no defrauden a sus pueblos, así lo hacemos de corazón”, describe sentado en la comisaría municipal.

Hasta ese lugar llevan cohetes, velas, se sacrifican animales como guajolotes y pollos para San Marcos, “si hubiese una mina en dónde íbamos a realizar nuestro rito, no es más importante el oro que nuestras tradiciones”, añade.

Hay otro centro ceremonial intermedio y que se encuentra en la misma comunidad, en una loma del costado derecho y cerca de un desfiladero de unos mil metros de profundidad.

Se identifica porque es un semi círculo hecho por piedras de cantera rosa, ahí se encuentran vestigios de cuentas de flores del pueblo, velas, zacate y donde se le reza a San Marcos. En ese sitio apenas en mayo pasado un sacerdote de este poblado se ordenó como cura marista y fue una fiesta especial para el pueblo que aún se sigue recordando con orgullo.

 

Cráneos de animales cazados se regresan al Dios del cerro

 

En la comunidad las familias tienen la creencia que se debe de respetar la caza de animales, por eso cuando se ha cazado un venado, conejo, jabalí, tejón o algo que haya servido para aliviar la necesidad de alimento, se debe de preparar un ritual especial.

El cazador del animal pide a un principal experto en rezos para pedir disculpas al señor Dios del cerro para que vaya a su casa, los cráneos del animal no se tiran y a ellos se les hace un rezo especial, se prepara algodón sobre el que colocan los restos, se consigue un zacate especial del cerro, se hacen cuentas de flores, se prenden velas y se hace un ritual por la tarde y otro por la madrugada.

Al otro día ese cráneo se lleva a una cueva que se encuentra en un peñasco debajo del cementerio de la localidad, para llegar ahí tienes que caminar por el monte y subir una escarpada ladera en donde aún se aprecian restos de venado, jabalí, conejos y tejones.

Ahí, al pie de esa cueva, el Señor Principal hace un ritual en su lengua original, explica el comisario de bienes comunales, Valerio Mauro Amado Solano, “normalmente se hace el ritual los días gloriosos miércoles, sábado o domingo, se riega aguardiente, se reza es como pedir perdón o disculpa por haber matado a un animal para comer”.

Si no se realiza este ritual el Dios del cerro podría traer enfermedades a la familia según creencias de esta población, “es un lugar sagrado en nuestra comunidad, es una manera de tener respeto”.

En Día de Muertos también hay un ritual especial donde los pobladores suben a un punto de otro cerro donde encuentran a sus muertos desde el 27 de octubre, “hay música, alabanzas, hay un punto donde se encuentran sube todo el pueblo; se hierven elotes, tamales, calabazas y luego hacen un rosario de difuntos donde están acompañados de cinco bandas de viento para honrar a los fieles difuntos”.

También el 12 de diciembre un grupo de jóvenes van a la Ciudad de México a venerar a la virgen de Guadalupe y traen el fuego a San Miguel El Progreso donde rinden honores a la virgen.

Además tienen como santo patrono a San Miguel, el nacimiento del Niño Dios el 24 de diciembre, el domingo de carnaval previo al miércoles de ceniza, la inmaculada Concepción, San Antonio Abad.

En esta comunidad también tienen sus danzas tradicionales como El Tlaminque que es en honor al tigre, Los Vaqueros, El Chareo y La Tortuga que forman parte de sus creencias y que si se hubiese realizado el proyecto Corazón de Tinieblas se perderían.