Taxco y sus semillas

 

Por Chanssonier

 

Este lugar data desde los tiempos prehispánicos fundado por Tlahucas, cuyo significado en náhuatl indica “Lugar del juego de pelota”.  El poblado indígena fue conocido como Taxco el viejo y otro de nueva fundación que fue predominantemente español. Su fundación data del año de 1528 con la llegada de los mineros y sus campamentos. Este lugar ha sido predominantemente semillero de la industria minera. Pero también existen otros aspectos interesantes de este lugar; pero hoy no hablare de la hermosa tierra de la Cuetlaxóchiltl, sino una de sus figuras igual de emblemática, hombre ilustre de la literatura latina.

El 4 de agosto de 1639  en una casa de la calle de Las Rosas, en Madrid, España, falleció el dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, quien miró la luz primera en ese mineral de Taxco, en el hoy estado de Guerrero, a fines del año de 1580 o principios de 1581, sin poderse precisar la fecha, conociéndose que fue hijo del matrimonio  formado por Pedro Ruiz de Alarcón, originario de Transmiera, en la región de Asturias, y doña Leonor de Mendoza, nativa de la Nueva España.

Tenía aproximadamente 15 años cuando ávido de conocimientos, ingresó a la Real y Pontificia Universidad de México, viajando hacia 1600 al viejo mundo para inscribirse en la Universidad de Salamanca, España, graduándose como bachiller en Derecho Canónigo y Derecho Civil.

En 1606 marchó para radicarse en Sevilla, en donde dio a conocer sus dotes de ser un exquisito poeta, recibiendo elogios a sus trabajos nada menos que de don Miguel de Cervantes Saavedra, el célebre autor de “Don Quijote de la Mancha”. El logro de la fama le trajo consigo serias críticas a su aspecto físico, porque Ruiz de Alarcón y Mendoza era corcovado, provocándole un carácter agrio que varias veces dejó traslucir en sus trabajos literarios.

Añorando la tierra que lo vio nacer, el 3 de junio de 1608 se embarcó con destino a la Nueva España; en esa misma nave viajaba fray García Guerra, designado virrey de estas tierras, con quien inició una recia amistad. El religioso sería a la vez arzobispo.

En el cuso del año de 1609 solicitó de la Universidad de México, examen para titularse como licenciado en Derecho, haciéndolo con nota laudatoria. Enseguida se inició en el ejercicio de su profesión, siendo más tarde designado corregidor de la ciudad de México, cargo que ejerció por poco tiempo.

En el curso del año de 1611 retornó a España, en donde la suerte le fue adversa, viviendo con escasos medios económicos, siendo además blanco de burlas y ataques de sus gratuitos enemigos. Para ese entonces ya tenía escritas algunas de sus obras, aunque no existe documentación si fueron presentadas en algunos teatros, como era costumbre de aquél entonces, antes de llevarlas a la imprenta.

Fue en 1617 cuando fue presentado por vez primera “Las paredes oyen”, la cual logró grandes elogios del público; sin embargo, sus críticos como Cristóbal Suárez de Figueroa, Francisco de Quevedo, Juan Pérez de Montalbán y el mismísimo Félix Lope de Vega y Carpio, lo aguijonearon con durísimos epigramas, tan violentos como injustos. Por fortuna esas ácidas críticas no hicieron mella en el dramaturgo, quien continuó con su obra.

Vinieron enseguida “Mudarse por mejorarse”, “Los pechos privilegiados”, en donde veladamente se defendía de sus gratuitos críticos. Enseguida se habría de dar a luz la que se considera su máxima obra, “La verdad sospechosa”, convirtiéndolo en uno de los escritores más completos de su tiempo; enseguida sería publicada “Granar amigos” y muchas más. Ante una producción literaria tan profusa como bien hecha, poco a poco se fue ganando la admiración de quienes antes tanto lo habían cuestionado.

Llegó a ser tan notable que la Corte española lo designó en 1626, presidente del Consejo de Indias. En 1628 empezó a publicar sus comedias, las que dedicó a quien le había brindado protección, ante los injustos ataques recibidos, el marqués de Toral, don Felipe Ramiro de Guzmán, también duque de Medina de las Torres. Parte de sus comedias fueron publicadas en Madrid, en tanto otras en Barcelona.

Ruiz de Alarcón y Mendoza murió como ya se ha dicho; algunos de quienes antes lo hicieron presa de sus críticas como Lope de Vega y Pérez de Montalbán, le dedicaron enseguida altas alabanzas y merecidos honores.

En honor a tan distinguido dramaturgo, en 1872 la ciudad tomo su nombre, siendo conocido actualmente como Taxco de Alarcón.