Alejandro Mendoza

 

Sin duda alguna es importante destacar, por un lado, el papel de los medios de comunicación en la sociedad y, por otro lado, la “democracia” en que vivimos, en el contexto de lo que ocurre en la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional en el Congreso de la Unión, en donde el PRD y el PAN impulsan la comparecencia del gabinete de seguridad del gobierno de Enrique Peña Nieto para que expliquen los presuntos casos de espionaje en contra de periodistas, comunicadores, activistas sociales y líderes políticos.

Se pretende que la Secretaría de Gobernación, la Procuraduría General de la República y el Cisen, rindan un informe sobre el programa ‘Pegasus’, a través del cual se dio el espionaje o intervención de las comunicaciones a periodistas como Carmen Aristegui o Carlos Loret de Mola, entre otros más, en virtud de que tal acción daña la democracia en nuestro país y vulnera los más elementales derechos humanos.

Y es que invadir ilegalmente la privacidad de las personas constituye un delito grave que debe ser castigado. La Ley establece los casos en que el Gobierno debe solicitar a un Juez la intervención de comunicaciones: ninguna autoridad puede realizar espionaje en cualquiera de sus modalidades, de manera discriminada.

En este sentido, es importante destacar lo que Juan Ulises Hernández Jiménez menciona en su artículo la Democracia en los Medios de Comunicación que se difundió a través de la Razón y Palabra, Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación.

Entre otros planteamientos, enfatiza que en el tránsito hacia la democracia, los medios de comunicación impresos y electrónicos, así como el internet y redes sociales, juegan y jugarán un papel muy importante, en la medida en que estos se democraticen y cumplan con su papel social de informar con veracidad a la ciudadanía de todo lo que acontece en los diversos ámbitos de la sociedad.

Lo anterior con el propósito que todos sin excepción estemos bien informados y contemos con los elementos necesarios que nos permitan tomar decisiones, sin ser más víctimas de los manipuladores de opinión pública que sirven a los distintos grupos de poder o al “poder invisible”, como lo califica Bobbio.

Es evidente que los comunicadores víctimas de este espionaje, eran de sumo interés para el gobierno seguir sus pasos y conocer la información que manejaban todos los días. Tal acción atentó contra la democracia en nuestro país.

Ahora bien, sabemos que por razones estructurales, nuestro país por su forma de desarrollo, mantienen un desfasamiento entre el desarrollo económico y el político, donde el segundo marcha más aprisa que el primero, hecho que algunos expertos en el tema consideran que representa el problema principal para la democracia, es decir, la desigualdad social y económica.

El problema que se nos presenta entonces, es cómo lograr un mejor sistema democrático que vaya acompañado de mayor justicia social, haciendo posible que el término democracia sea sinónimo de bienestar para todos. Este es uno de los retos de la democracia, sus resultados económicos y sociales.

Pero en un México con diversas corrientes políticas y partidos políticos actuando en su seno, donde cada quien visualiza de diferente forma el camino hacia la democracia, obliga a los actores sociales y políticos a consensar mecanismos que permitan que la democracia goce de una unanimidad ficticia, donde este concepto es entendido como un sistema protector de la libertad individual, independientemente de los atributos que veamos de manera particular o grupal, que nada tiene que ver con la verdadera existencia de un sistema democrático. Casi siempre son pactos a espaldas del pueblo, en perjuicio del pueblo y en beneficio de unos cuantos.

Otro de los retos de la democracia, independientemente de la capacidad de las instituciones para estructurarla y darle funcionamiento, así como de la competencia política entre quienes se disputan el privilegio de dirigirlas, es la necesidad de conocer cuál es la actitud de los sectores sociales hacia las instituciones y las élites que las dirigen, entendiendo esto como parte de la cultura política de la población, cultura surgida de un movimiento armado y de un sistema político que la utilizó como una forma de legitimar su dominio a través del discurso de la Revolución Mexicana.

Lo del espionaje por parte del gobierno federal, sólo vino a generar la idea de un terrible retroceso en la democracia.

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz

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