* Jacobo Silva Nogales, quien presentó ayer su libro, aseguro que a la juventud mexicana “ya le vendieron la idea de que lo que importa es disfrutar poquitos años pero bien”, siendo miembro del crimen organizado

 

Redacción

 

La figura del sicario desplazó en los jóvenes la ideología del guerrillero, advirtió Jacobo Silva Nogales, quien fuera conocido como el Comandante Antonio en el Ejército Popular Revolucionario (EPR).

La mañana de ayer, Silva Nogales presentó el libro Los rasgos esenciales del Estado en las instalaciones del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP) delegación Chilpancingo.

Entrevistado al término del evento, lamentó que el sicariato sea visto por los jóvenes como una vía rápida para acceder a dinero y comodidades.

“El sicario es, para miles de jóvenes, el modelo a seguir; leí algunas estadísticas que nos ponen como ejemplo a Tijuana, en donde el 18 por ciento de chamacos de secundaria querían ser sicarios. Estaban esperando a que llegara el momento en que pudieran dedicarse a eso”, comentó.

Silva Nogales recordó que en las décadas de los sesentas y los ochentas, “los jóvenes seguían el modelo del Che Guevara”, pero ahora “todo mundo quiere ser sicario, porque ya le vendieron la idea de que lo que importa es disfrutar poquitos años pero bien; así tienen sexo, drogas, riquezas y todos los excesos posibles, aunque solamente vivan de dos a cinco años”.

Lo que prevalece en la actualidad, de acuerdo con Silva Nogales, es el individualismo, por lo que el permitir que las cosas sigan en la dirección actual, solamente hará que se pierda aún más el rumbo que se tiene como nación, lo que no le conviene a nadie.

 

“VALIÓ LA PENA” SER PARTE DEL EPR

 

Respecto a su participación en el movimiento armado que hizo pública su existencia tras la masacre de 17 campesinos en Aguas Blancas, en 1995, sostiene que “valió la pena”, a pesar de la situación que actualmente enfrenta el país.

Indicó que el surgimiento del EPR se estaba preparando desde hacía muchos años, pero fue la actuación del Estado en contra de los campesinos acribillados en Aguas Blancas lo que aceleró su presentación ante la opinión pública.

“Pudimos esperar otros años para tener más fuerza, pero ante la masacre dijimos que teníamos que hacer algo”, comentó.

Reconoció que el EPR no tuvo la capacidad cultural del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para manejarse ante los medios de comunicación, nacionales e internacionales, además que lamentó que, actualmente, se observa una pérdida de interés en la lucha social principalmente en la población juvenil de las zonas urbanas.

“La gente está perdiendo la identidad que tenía, está como homogenizándose; está agarrando un solo modelo que es el que impulsan los grupos de poder que integran al Estado y que no es más que el consumismo”, anotó.

Para el ex guerrillero, el consumismo está matando a las ideologías.

Después de pasar diez años en la cárcel de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, dijo que para él representó un golpe anímico muy fuerte encontrarse con la situación actual, pues se topó con una gran apatía en sectores importantes de la juventud nacional.

Estableció una comparación: “Por ejemplo, en los CCHs, en los setentas y ochentas, el solo hecho de entrar ya era sinónimo de hacerse activista, entonces escuchaba uno la música latinoamericana que hace referencia a la lucha social; prevalecían el canto nuevo y la trova. Ahora lo que se escucha son los narcocorridos”.

Los jóvenes en los CCHs ya no se reúnen para planear acciones revolucionarias o comentar los problemas actuales, las reuniones mayoritariamente se convocan para tomar alcohol.

Bajo dicha circunstancia, indicó que para superar la situación actual del país, se debe apostar nuevamente a la educación, ya que sin una revolución educativa no se podrá superar al narcotráfico y la vida supuestamente fácil como el modelo a seguir para los jóvenes.