* Fertilizante y presidentes: el negocio

* Astudillo se enoja porque lo engañan

* Por segundo año será gratis el abono

 

Jorge VALDEZ

 

Al menos un presidente municipal aparece como el más visible de los 81 que se niega a entregar gratuitamente el fertilizante a los campesinos.

Amenazante, desafiante ante la disposición que el gobernador Héctor Astudillo Flores postuló desde la campaña electoral por la gubernatura en 2015, de ofrecer abono gratis a todos los campesinos como un estímulo para producir y reactivar el campo, el alcalde de Coahuayutla simplemente se ha negado a cumplir ese compromiso.

Astudillo corroboró que el primer año no todos los alcaldes respetaron la entrega de fertilizante gratuito a los labriegos de la entidad, por lo que todo quedó en una llamada de atención y una especie de amonestación. Los munícipes vieron el negocio redondo de aplicar cuotas “de recuperación” y hasta cobro de transporte para hincar el diente a los productores agrícolas.

Juan José Castro Justo, desde la Secretaría de Desarrollo Rural, advirtió al jefe del Ejecutivo las faenas de los alcaldes, incluso los recriminó de no hacer caso, pero lo tomaron de a loco, hasta se pitorrearon del bonachón secretario.

Las quejas se fueron acumulando y los alcaldes escucharon la advertencia de que se les descontaría de sus participaciones estatales y federales si persistían en el negocio de cobrar el abono. Alzaron la voz de que era anticonstitucional tal medida y se rebelarían, en caso de aplicarles el “cobro a lo chino” desde Finanzas y Administración, donde Héctor Apreza Patrón ya estaba más que puesto.

Pero nada ocurrió, porque no se trata de crear escenarios de pleitos y confrontación donde no los debe haber. Se les volvió a explicar y a pedir encarecidamente que respetaran el subsidio al fertilizante y lo entregaran sin condicionamientos a los campesinos. Medio a regañadientes lo cumplieron la mayoría.

Pero ahora resulta que el de Coahuayutla se niega a cumplir ese compromiso y lo está vendiendo. La reacción del gobernador Astudillo fue de suspender la entrega del abono al Ayuntamiento. Y volver a hablar fuerte de que no se vale que ninguneen su palabra y su compromiso con los campesinos.

La tolerancia debe tener un límite, más aún cuando se trata de una disposición dictada por el titular del Poder Ejecutivo en beneficio de un sector desprotegido que paulatinamente regresa a sus parcelas y ejidos cuando se les apoya. Esa sensibilidad se tradujo en un compromiso de campaña y como parte de la alianza para reactivar el campo. Es mezquino que alcaldes se opongan y busquen el lucro, aun cuando quien absorbe la mayoría del costo del insumo agrícola es el gobierno estatal.

La labor de los presidentes municipales es entregar el abono, como primera autoridad y secundar con vigor la medida que apoye a los campesinos en su misión de producir maíz, frijol, calabaza, trigo, entre otros granos básicos. Esa es su función, no la de ser miserables y mezquinos contra campesinos.

Pero además, no sólo debe ser el fertilizante. También tienen la obligación de rastrillar caminos saca-cosechas, garantizar seguridad en localidades rurales y hacer obras. Ya basta que se la lleven de a muertito, esperando que todo les dé el gobernador y ellos sigan arranados, pedigüeños y viendo qué se pueden robar del erario municipal sin que se den cuenta las ciegas contralorías.

Muy pronto veremos a esos 81 presidentes municipales andar de la seca a la meca pidiendo que los reelijan y mostrando lo demagogos, flojos e inútiles que han sido como autoridades municipales. Hablamos de generalidades, porque las particularidades saltan a la vista ofensivamente.

Y como aquí se escribe SIN MEDIAS TINTAS, ya tenemos material y suficiente “carnita”.

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.