Sadyhel Astudillo

 

Por estas fechas es cuando inician las muy tradicionales posaditas, niños, jóvenes y adultos se emocionan por igual. Aguinaldos, fruta y ponche acompañan las tardes camino a navidad, pero… parece que nos estamos olvidando de algo más ¿no?

Pues así es, recordemos que estas posadas son acompañadas por rezos y cantos, con la intención de mantener viva la cronología de los sucesos ocurridos en la historia de Jesús, María y José, los cuales son un preámbulo para culminar con la celebración de la Navidad/Nacimiento de Jesús.

En esta parte podemos entrar en muchas discrepancias, que si el nacimiento de Jesús fue en otra fecha, que si los verdaderos acontecimientos se suscitaron de manera distinta a lo narrado, etc., lo mismo sucede con cada religión. Sea cual sea la religión bajo la cual nosotros profesemos, es en estas fechas cuando podemos asegurarnos de algo, este tipo de costumbres se están perdiendo.

Cada vez es más común notar que, no importa cuál sea la festividad, llámese posaditas, festejos de santos patronos, bautizos, comuniones, etc., los invitados deciden “saltarse” la parte de ir a misa a rezar u orar, para llegar directamente al festejo, la comida o la diversión. En algunos casos esto se vuelve tan cínico/desvergonzado que personas que no profesan esa religión o que ni siquiera tienen una idea de que es lo que están festejando, llegan a estos eventos sociales para simplemente hacerla a la “gorra”.

Este texto no tiene la intención de volverlos partidarios de tal o cual religión, mucho menos de volverlos ateos. Cada persona tiene el libre albedrio de elegir en quien o en que creer, a qué tipo de festejos o fiestas asistir y que rezar antes de dormir. Esta colaboración estimados lectores tiene dos firmes intenciones.

La primera es el respeto. Respeto a las religiones y costumbres ajenas y de nuestros ancestros. Si nuestros padres o abuelos deciden ir a misa religiosamente (valga el término de la palabra) cada domingo y rezarle al santo de su devoción, respetemos su decisión y si nos lo pide, porque no, acompañémoslo. Pero al hacerlo, tengamos presente que no simplemente vamos a hacer acto de presencia, que vamos a entrar a un templo que es sagrado para algunas personas y que, si no somos muy adeptos a ellos, mostremos respeto e integridad dentro del mismo. No interrumpiendo las lecturas, no bostezando o diciéndole a quien acompañamos que ya se retiren.

Eso mismo y con mayor intensidad aplica para cuando creemos en esas festividades —regresando a las posaditas— y asistimos a ellas, que, si lo vamos a hacer, hagámoslo con ganas y como se debe, rezar lo que es debido, cantar, llevar las velas etc., y no simplemente formarnos para recibir el ponche y los aguinaldos que eso lo puede hacer cualquiera, respetar y participar como es debido, es de pocos.

En segundo lugar, cuando se tome la decisión de creer o profesar alguna (o ninguna) religión, que se haga como se debe con el debido respeto y no a medias tintas o solamente cuando nos convenga o esté una festividad próxima. Esto no quiere decir que seamos unos devotos totales, no; sino que simplemente seamos conscientes de a quien le rezamos y porque lo hacemos, no simplemente hacerlo porque nuestra familia o amigos lo hacen.

Entonces pues, respetemos estas fechas y a quienes la festejan y si decidimos participar, hagámoslo como se debe. ¡¡Feliz inicio de temporada para todos!!

 

letrasadyhel@outlook.com