¿Revolución por la extorsión?

 

Por Felipe Victoria Zepeda

 

No todo era tranquilidad en el entorno cercano al ya candidato priísta a la presidencia tan boicoteado en estos días de hace 22 años.

Sin embargo, nadie se imaginaba que algo tan grave pudiera suceder en el ambiente político mexicano, como ocurriría diez días después en Tijuana, Baja California.

Los que estaban advertidos por el agente de la DEA Antonio Gárate Bustamante de un posible atentado en Mexicali apenas disimulaban su desasosiego, pues ni Jorge Carpizo ni Manlio Fabio Beltrones, entonces gobernador de Sonora, se preocuparon mayormente.

Se creía superada aquella época de revolucionaria cuando se mandaban asesinar ambicionando la Presidencia. El sonorense Plutarco Elías Calles puso orden y paz creando en 1929 un partido oficial que cambiaría sus siglas dos veces después.

El “Turco” Elías Calles fue el Alfa del PRI y Luis Donaldo Colosio Murrieta, sonorense también y oriundo de Magdalena de Kino, sería el Omega de ese partido invencible por seis décadas y media.

Ernesto Zedillo Ponce de León llegó al poder por la tragedia del 23 de marzo de 1994, impulsado por Joseph Marie Córdoba Montoya, el virtual “vicepresidente”, para entregarle el poder y Los Pinos al panismo, financiado por un cártel disgustado con el PRI y Labastida Ochoa para ungir como presidente al segundo marido de Marta María Regina Sahagún Jiménez: el ranchero dicharachero y guadalupano Vicente Fox Quesada, quien cumplió la promesa de liberación a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, chivo expiatorio de la muerte del Cardenal Posadas Ocampo que le cargó el sistema priísta en mayo de 1993.

Aunque Fox no congeniaba con el “hijo desobediente” Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, el poderoso cártel del Pacifico siguió apoyando al partido blanquiazul; los tabasqueños Roberto Madrazo Pintado y Andrés Manuel López Obrador no ganaron las elecciones en 2006, dándose paso a consolidar el virtual Imperio del Narco, que por una guerra fallida generó el actual mayor problema para los mexicanos: LA EXTORSION A LA CIUDADANIA, pues le apretaron el bolsillo a narcomenudistas y estos tomaron por asalto a comerciantes.

Los cárteles se aliaron con las corporaciones policiacas municipales, estatales y federales imponiendo pago de rentitas ilegales a comerciantes establecidos con el disimulo del mando nacional blanquiazul, pero amafiándose con perredistas izquierdistas que conquistaron alcaldías y gubernaturas; las mañas se adueñaron entonces de las corporaciones policiacas, como en Iguala, Cocula, Acapulco, Chilpancingo, Chilapa, la Ciudad de México y tantas otras partes del país en más de veinte entidades.

El PRI se levantó de la lona en julio de 2012 y el Tribunal Federal Electoral le dio el triunfo al mexiquense Enrique Peña Nieto, tan entusiasmado con sus grandes reformas constitucionales y proyectos faraónicos de obras públicas, que se le olvidó ordenar ponerle freno a la extorsión generalizada que hoy padecemos todos.

No quiero ni por un momento imaginar que la consintió.

¿Tendrán que ser los habitantes afectados los que se organicen haciéndose justicia por mano propia, linchando truhanes porque a las autoridades solo les interesan los grandes negocios y no la seguridad pública ni la justicia a través de las leyes?

Cada que amenazan e intimidan a personas trabajadoras y decentes para que paguen pisaje y “rentas” para dejarlos operar en sus empresas de cualquier tamaño e importancia, nacen y se acumulan resentimientos graves contra gobiernos que se olvidaron de dar garantías elementales a los gobernados, ¿qué mejor catalizador habría para una rebelión?

No es lo mismo ser ciudadano indefenso, pueblo de a pie, que funcionarios con escoltas y vehículos blindados para los que no hay carestía ni temores porque andan bien custodiados; pero el colmo es que ya no se puede andar por las calles sin preocuparse por una bala perdida cuando se ajustan cuentas los malandrines mientras las fuerzas públicas disimulan, en tanto los funcionarios no tienen reparo ni pudor para decir tontejadas.

Pierden a paso veloz la credibilidad, confianza y respeto popular; al cabo creen que podrán retirarse del poder locos de contento con su cargamento, tras mandar quemar oficinas para que no quede huella contable de sus tracalerías, echándole la culpa al vandalismo de normalistas y el magisterio disidente.

¿Estaremos atrapados en una cadena de complicidades?, ¿cuál es la salida que nos queda a los jodidos?

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, nos la puso bien dura y pelona con esa tarea de investigación sobre la extorsión, no encontramos estadísticas.

-Ni las hallarán, porque según las autoridades son casos aislados.

-¿No será que la gente espantada no denuncia?

– Ni modo de ir a quejarse a la policía ni al MP, porque pudieran estar coludidos.

-¿Cuándo comenzó a generalizarse el problema, teacher?

– Hasta el año 2000 en que gobernaba el país el viejo PRI y aquí René Juárez Cisneros, los narcos no se metían con la gente común y corriente para nada.

-¿Entonces?

-Cuando en el 2006 se les ocurrió la guerrita tonteja contra el narco, apretaron a los narcomenudistas y entonces tuvieron que ingeniárselas para conseguir dinero, se les ocurrió sacárselo a la gente por la fuerza del chantaje infundiendo miedo por vía telefónica y de ahí pal’ real, ni quien los pare desde el 2005, ya ni los gobiernos municipales se salvan.