Javier Cadena

El pasado 15 de septiembre, previo a la algarabía del Grito de Independencia, el coordinador de los diputados federales de Morena dio a conocer que el presidente de la república envió al Congreso de la Unión una iniciativa de Ley de Amnistía encaminada a excarcelar a jóvenes no reincidentes relacionados con delitos contra la salud, a mujeres criminalizadas por aborto, y a presos políticos.

Según el Diccionario Jurídico editado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la amnistía es el “acto de poder legislativo que ordena el olvido de una o varias categorías de delitos, aboliendo bien los procesos comenzados o que han de comenzarse”.

Amnistía viene del griego “amnestia”, y la primera ley sobre la materia se remonta al año 403 antes de nuestra era, cuando el general Trasíbulo ordenó el olvido de los hechos cometidos durante una rebelión.

Tiempo después, en Roma también se recurrió a esta práctica, pero distinguiendo ya amnistía de gracia e indulto.

Aunque la amnistía es un recurso utilizado por los gobiernos, no todos los seres humanos están de acuerdo con esta práctica.

Por ejemplo, los filósofos miembros de la escuela positivista italiana argumentan que olvidar estimula la criminalidad y la desigualdad entre los individuos.

Por su parte, Montesquieu es uno de sus defensores porque lo considera uno de los principios de la prudencia política.

La amnistía es una práctica a la que la mayoría de los gobiernos del mundo en determinados momentos han recurrido para darle la vuelta y superar ciertos aspectos que impiden su desarrollo político, y  México no es la excepción, país en el cual ha hecho acto de presencia desde el siglo XIX.

En 1838 se promulgó la primera Ley de Amnistía y fue a favor de “todos los mexicanos procesados por delitos políticos durante la guerra con Francia”

Fue Benito Juárez quien en 1870 recurrió a la segunda, y dos años más tarde apareció la tercera.

Ya en el siglo XX, existieron leyes de amnistía en 1917, 1922, 1932, 1940, 1976, 1978, 1994 y 1995.

Y resulta relevante anotar que las leyes de amnistía promulgadas en 1994 y 1995, representan el único caso en que el gobierno mexicano ha emitido dos leyes de ese tipo sobre un mismo caso: el levantamiento del EZLN en Chiapas.

Hoy, en este 2019, se podría promulgar la primera Ley de Amnistía del siglo XXI, y si ello acontece no sería descabellado decir que los mexicanos tratarán de olvidar para seguir viviendo, y, con ello, la amnesia se convertiría en una coraza que los protegería ante la historia reciente de violencia acrecentada a partir de la administración 2006-2012, ante lo obsoletas que resultan algunas leyes, y ante lo injusto que es perseguir a quien no piensa como uno, sobre todo cuando ese “uno” es el gobierno.

Pero, hay que reconocerlo, lo óptimo sería que México cada vez tenga menos necesidad de emitir este tipo de olvidos y de protecciones, por muy prudentes que sean.