Javier Cadena

El haber interpretado “Bésame mucho”, la excelente canción de Consuelito Velázquez, no el único guiño que los integrantes de The Beatles tuvieron para con México.
Es cierto que como grupo nunca tocaron en algún escenario nacional, pero a nivel individual tanto Ringo Starr como Paul McCartney sí lo han hecho, y este último ha declarado que los conciertos más memorables en su trayectoria son los que ha realizado en México como solista y con el grupo Wings.
Ringo Starr, por su parte, en Durango filmó la película “El cavernícola”, compartiendo créditos con algunos actores nacionales.
Asimismo, compuso e interpretó la canción “Las Brisas”, inspirada en su estancia en ese hotel de Acapulco.
Y cuenta la leyenda que a invitación suya Tin Tan estaba contemplado para aparecer en la magnífica portada del magnífico disco “Sgt Pepperps Lonely Harts Club Band” –conocido simplemente como “Sargento Pimienta”-, pero que por compromisos para el doblaje de la película “El libro de la selva” –en la cual le da voz en español al oso “Baloo”-, el cómico mexicano no pudo asistir a la sesión fotográfica y que en su lugar envió un Árbol de la Vida, esa famosa artesanía de Metepec, Estado de México, cuya imagen sí fue incluida.
Con esta situación, por un lado, Tin Tan se perdió la gran oportunidad de formar parte de esta portada histórica, pero por otro, el espectador de la película ganó una gran interpretación de tan añorable personaje.
George Harrison estuvo casado con Olivia Trinidad Arias, nacida en la Ciudad de México pero avecindada en Los Ángeles, California, quien a su vez ha declarado que a su difunto esposo le encantaba Jorge Negrete y que en la intimidad le gustaba que le dijeran “Jorge Arias”.
Además de que en su boda tocó el “Mariachi Sol de México”, quien viajó a Inglaterra para participar en ese evento.
Y la sesión fotográfica que Harrison se hizo en el Hotel Princess de Acapulco, es de antología.
Y de John Lennon todavía se tiene en la memoria su imagen tomando café en el restaurante Konditori de la Zona Rosa de la Ciudad de México, en compañía de su amigo Alejandro Jodorowsky, a quien por cierto le manifestó dos aspectos: su admiración por la película “El topo”, y su deseo de que su representante fuese el productor de “La montaña sagrada”, próxima cinta del chileno que iba a ser estelarizada por George Harrison, quien a leer el guión se enteró que en una escena iba a aparecer su trasero desnudo, por lo que desistió de participar.
Avecindado en nuestro país durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, Jodorowky dejó huella en el ambiente artístico nacional.
De entrada, su película “Fando y Liz”, proyectada en la octava edición del Festival de Cine de Acapulco provocó escándalo tal por sus escenas de sexo y podredumbre que Emilio “El Indio” Fernández amenazó con matarlo.
No es obvio decir que la cinta fue enlatada y cuando se estrenó lo hizo editada y para un público mayor de 21 años.
Pero de todo lo que ha hecho, dicho, actuado y escrito Jodorowsky, hoy en día es bueno traer a la memoria algo que expresó y que debe ser tomado en cuenta por todos los actores políticos mexicanos, tanto en el poder como en la oposición.
El también lector del Tarot, escribió. “Cortar con el pasado no significa ignorar nuestros orígenes, y conocer nuestros orígenes no significa atarse a ellos”.
Sí, en efecto, así de simple debe ser la convivencia entre pasado, presente y futuro.
Convivencia que, por cierto, falta por concretarse en la realidad mexicana actual.