*Salvador Rangel, responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, alertó que los decomisos de arsenales en aquella ciudad indica que están llegándoles armas a delincuentes, y eso podría generar ataques contra transportistas

Redacción

El obispo Salvador Rangel Mendoza advirtió la posibilidad de que resurja la violencia contra el transporte público de la ruta Chilpancingo-Chilapa, porque al parecer podría haber traslado de armas.
En entrevista, recordó las agresiones que se registraron hace dos años contra las unidades de servicio público y los choferes.
“No se podía entrar a Chilapa, se suspendió el tianguis, todas las urvans, las rutas, no había nada” de transporte a esa ciudad, dijo el obispo, quien añadió que “también empezaron a matar a muchos indígenas y campesinos”.
Reveló que en aquella ocasión los propietarios y los choferes del transporte público lo buscaron en dos ocasiones para pedir su intervención; por ello tuvo que “hablar con los grupos” delictivos para detener la violencia.
Los criminales se comprometieron a dejar de matar a los choferes, siempre y cuando éstos dejaran de utilizar sus unidades para ingresar armas a Chilapa.
El obispo destacó que a partir de ese momento se detuvieron las agresiones contra el transporte público, pero dos meses después quemaron dos urvans que acababan de salir de Chilpancingo con dirección a Chilapa.
“Yo les pregunté qué había pasado… y es que llevaban armas”, contó.
Rangel Mendoza indicó que después de esa última agresión, los transportistas respetaron el acuerdo y dejaron de ingresar armas a aquel municipio, y por ello ya no se han registrado ataques contra las unidades de transporte ni contra los choferes.
Sin embargo, advirtió que recientemente las autoridades decomisaron tres arsenales en Chilapa, lo que podría significar que los transportistas “siguen metiendo armas”, situación que “puede desencadenar otro conflicto”.
“Ojalá respeten el acuerdo. Yo puse mi granito de arena, he andado de Celestina, de arriba para abajo, llevando y trayendo recados. Pero esa es mi vocación de sacerdote, mi vocación de obispo. Soy un fraile franciscano y San Francisco de Asís decía: Señor hazme un instrumento de tu paz”, expuso.

Hay hambruna en la Sierra

El obispo Salvador Rangel Mendoza también habló sobre la situación que prevalece en los pueblos de la sierra de Filo Mayor.
Alertó que los pobladores padecen hambruna, porque el precio de la goma de opio cayó de manera drástica.
Explicó que los campesinos de la sierra siembran amapola, de la que extraen la goma de opio que sirve para la fabricación de heroína.
De acuerdo con el prelado, hace dos años el kilo de goma tenía un valor de entre 35 y 45 mil pesos.
Actualmente los grupos delictivos pagan el kilo a tres mil pesos, por lo que dejó de ser un negocio redituable.
La causa, explicó Rangel Mendoza, es la entrada de una droga china llamada fentanilo, la cual es 50 veces más fuerte que la heroína.
Por este motivo, dijo que “la gente de la Sierra ya no está sembrando amapola” y con ello perdieron el único ingreso seguro que tenían.
Indicó que recientemente se reunió con los sacerdotes de Ciudad Altamirano, quienes le confirmaron que “por la sierra de Filo Mayor, la gente no tiene ni siquiera chile para comer y se está suscitando una verdadera hambruna”.
Además, denunció que los criminales “pusieron sus propias tiendas en los pueblos y venden al precio que quieren”.
El obispo afirmó que la gente de esas comunidades vive con mucho miedo porque están permanentemente bajo los ataques de los grupos delictivos.
Destacó que la confrontación entre los grupos antagónicos ya no es por la producción de amapola, sino por el control de “los territorios, las minas y la madera”, además de “los odios naturales que se guardan” en un afán por dominar el transporte público, los secuestros, las extorsiones, el cobro de piso y los asesinatos.