SADYHEL ASTUDILLO

La semana pasada se comentó en este espacio el reducido porcentaje de lectores que tiene el país y los motivos del porque la ausencia de lectura. Debemos de recordar que esta información fue publicada por el INEGI, por tanto son confiables, pero también tengamos presente que los datos se obtienen en base a entrevistas, quedando en cada encuestado el responder con la verdad o no. Sea cual fuese el nivel de sinceridad con que se respondieron las preguntas, los resultados fueron realmente bajos, aún más bajos que el año pasado.
Ahora bien, en el último párrafo se hizo referencia también que, la misma encuesta dio como resultado que únicamente el 11 por ciento de la población mayor a 18 años visitó una biblioteca el último año. Situación muy lamentable.
Recuerdo que tenía aproximadamente ocho años la primera vez que visité una biblioteca, esto fue debido a que en un tarea me pidieron la ficha bibliográfica de diferentes libros (en ese entonces el internet no era lo que conocemos hoy en día).
De niño nunca me consideré muy adepto a la lectura, pero el simple hecho de ver tanto libros conglomerados en un solo lugar me sorprendió, pero me sorprendió aún más el hecho de que hubiera una sala exclusiva para niños. Hice lo más rápido que pude mis fichas y me pase directamente al área infantil.
Libros sobre animales, sobre el cuerpo humano, sobre historias fantásticas, sobre leyendas de México y el mundo y mucho más, lo mejor de todo es que podía leer todo cuanto quisiera hasta antes de que cerraran la biblioteca. Fue tal mi emoción que una de las encargadas me dijo que si quería podía tramitar mi credencial gratis ¡¡Las sorpresas seguían!! Podía llevarme hasta tres libros a mi casa durante una semana.
Cada vez que mi mamá o algún familiar tenía que ir cerca de la biblioteca le pedía que me llevara para poder sacar libros y seguir leyéndolos, desafortunadamente no vivía cerca de ahí.
Si bien quizá mi reacción no fue la misma que la de mis demás compañeros, quiero pensar que algunos se sorprendieron igual o incluso más que yo. Desafortunadamente, hoy en día es extremadamente difícil para las bibliotecas competir contra los celulares, video juegos, Netflix y herramientas de entretenimiento. Por consiguiente la gran mayoría de las personas que visitan las bibliotecas (dejado de lado a los estudiantes que no encuentran todo en internet) por gusto, son mayores de treinta años, por lo tanto son trabajadores y no les es posible visitarlas con la regularidad que quisieran.
Pero la esperanza aún no está perdida, está en nosotros como adultos (como se comentó la semana pasada) inculcar en los más jóvenes el gusto por la lectura y, estoy seguro que si a un niño se le lee o el mismo lee con cierta frecuencia, el llevarlo con regularidad a la biblioteca va a ser una de sus más gratas experiencias, no duden en hacerlo, nunca es tarde.
Actualmente la biblioteca que frecuento con no mucha regularidad es la de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, cabe mencionar que esta biblioteca es grande y agradable a la vista y la considero como un ejemplo a seguir para otras bibliotecas. Teniendo ludoteca, área juvenil, comicteca, áreas especializadas, un pequeño cinema, áreas de silencio total, cubículos, etc. Además de contar con buena difusión en la capital y en el estado.
Y no, lo anterior no fue para hacer un promocional, fue con la total intención de hacer crecer el interés en la población en general por visitar más las bibliotecas y leer más. También para las personas cuyo trabajo esté relacionado con el mantenimiento y crecimiento de las bibliotecas, para que busquen la forma de atraer más visitantes y por consiguiente vayan mejorando y creciendo.
Bien pues, la invitación está hecha (doblemente), lean más; si no saben por dónde empezar o buscar una recomendación, acérquense a un biblioteca, les aseguro que no se arrepentirán.