SADYHEL ASTUDILLO

Durante el transcurso de esta semana que finaliza, tuve la “suerte” de leer en la primera plana de un periódico de circulación nacional una nota que describía que la empresa Chedraui está contaminando Acapulco, debido a que sus desechos y residuos los “desechaban” directamente en una corriente que desemboca al mar, este tema puede ser tomando para su análisis desde distintos puntos de vista; en lo particular trataré de abordar la mayoría aunque sea de manera somera, invitando a usted estimado lector hacia la reflexión de cada uno de ellos.
En primera, tenemos presente que la educación viene desde casa, es responsabilidad de cada padre el hacer ver a los hijos el problema que genera cuando estos arrojan basura directamente a la calle sin importarles la contaminación que puedan generar. Desafortunadamente muchas personas se escudan en que su basura es poca, ya sea una servilleta, una envoltura, etc., pero como es del conocimiento, si cada personas tira “poquita” basura al día, al final se reúnen cantidades descomunales de desechos, sumado a ello tenemos que “el ejemplo arrastra”; por lo tanto si vemos a alguien tirar basura y/o contaminar y nadie le llama atención, pues vaya, que tonto he sido al respetar las leyes, mejor hago lo mismo que otros y desecho la basura donde se me dé la regalada gana. Por muy terrible que sea, esa es la mentalidad de muchas personas.
En segundo lugar, tomemos el párrafo anterior y llevémoslo a una escala mayor es decir que en lugar de hablar de una persona que contamina, hablemos de una empresa, por lo tanto cambiemos la servilleta por un contenedor completo de basura de diferente proceder, orgánica, plásticos, envolturas, cigarros, etc. ¿Terrible verdad? Recordemos que esa basura no se quedará en la calle si no que va a terminar en los cauces de ríos, lagos o directamente al mar, donde los animales marinos sufrirán los principales estragos. Por tanto es deber de las autoridades competentes aplicar la normatividad en esa materia y sancionar a la empresa de una manera drástica de tal forma que sirva de ejemplo para los demás consorcios, sean grandes, medianos o pequeñas e incluso también para que las personas aprendan a ser ordenados y limpios. Si bien recuerdo que desde el kínder y desde casa se nos inculca que debemos de dejar las cosas de donde las tomamos y dejar el lugar como lo encontramos; es decir, si vamos a la playa y esta únicamente tiene arena, al retirarnos llevarnos nuestra basura y de nuevo dejar únicamente arena.
En tercer lugar y como se ha mencionado en anteriores columnas, el hecho de que las grandes empresas acaparen la mayoría de los clientes de un sector, es muy problemático ya que “matan” la economía local, desde pequeños comercios hasta artesanos. No solo eso, si no que por lo regular estas empresas contratan personal con salarios muy bajos y si esto no es suficiente, se da el caso como este ejemplo, en el que contaminan la comunidad, por consiguiente es más el mal que causan con su presencias que un verdadero beneficio para la sociedad. Así que en la manera de lo posible apoyemos negocios locales y visitemos más lo mercados.
Cuarto, durante toda el paso por la primaria se nos inculca en todas las materias relacionadas con el medio ambiente que, lo peor que podemos hacer como seres humanos es contaminar. Por lo tanto no puedo concebir en qué cabeza cabe la semejante barbaridad de que tirar la basura directo al agua es algo bueno; el ahorro de dinero, gasolina, esfuerzo y tiempo es realmente mínimo en comparación con ir a desechar la basura donde se debe; por el contrario, el “purgar” todos esos desechos del agua va a ser una tarea de varios años, si es que se logra hacer. Por lo tanto vuelvo a insistir, se debería de sancionar como ejemplo a esa empresa y que además de ello, genere una contramedida a la contaminación, es decir que coloquen botes o contenedores de basura en diferentes zonas o que se hagan cargo del gasto de la recolección de basura durante cierto tiempo, etc., opciones hay muchas.
Quinto, desafortunadamente la justicia no siempre es justa –con perdón de la redundancia- y en algunas ocasiones quien termina pagando los platos rotos es alguien totalmente ajeno a la situación; es decir, que quizá dentro de la empresa ya tienen su chivo expiatorio para evitar recibir un fuerte golpe económico y social y de paso rotar a su personal, por lo tanto, los investigadores y encargados de aplicar la ley no solo deben de buscar un culpable y evidenciarlo ante la sociedad, sino que deben asegurar de que detrás de ese culpable no exista algún artilugio legal para evitar que el verdadero perpetrador del mal salga ileso, este panorama lejos de ayudar solamente empeoraría las cosas.
Entonces amables lectores cómo podemos ver, por el “simple hecho” de tirar basura donde no se debe, se pueden acarrear un sinfín de problemas (que los mencionado aquí son solo algunos, existen muchos más), así que evitémoslo, reflexionémoslo y cada día seamos un mejor individuo en pro del planeta y de la sociedad.