Alejandro Mendoza Pastrana

La tragedia en Hidalgo es muy lamentable independientemente de las causas que lo pudieron originar. Cualquier pérdida humana siempre será motivo de condolencia. Sin embargo, el punto que permite abordar este dramático episodio es el relacionado con la corrupción y su penetración en la cultura popular.
Las opiniones de la gente se han divido entre quienes culpan a los mismos habitantes por su temeraria acción de acudir a sustraer gasolina del ducto tomado bajo el argumento de su necesidad del combustible y sus escasos recursos económicos. Y otro sector que responsabiliza a las acciones de corrupción que permean en ese sector, y que toleraron, protegieron y alentaron anteriores autoridades del ramo.
En el tema político, las posturas de los opositores al gobierno de Andrés Manuel López Obrador lo responsabilizan por lo que consideran una pésima estrategia del combate al robo de combustible o huachicol. El PAN, PRI y PRD son los principales promotores de esta postura.
En conferencias de prensa inéditas en cuanto a la reacción de un presidente de la República ante una tragedia de esta naturaleza y que medios nacionales e internacionales lo han reconocido como tal, López Obrador desde el mismo día del hecho, llegó al lugar y tomó la responsabilidad de dar seguimiento al caso.
En su encuentro con los medios ha declarado que se unió la corrupción, la cultura de la gente, su condición económica y el hecho fortuito que pudo haber provocado el incendio, cuya causa, hasta el momento, se considera la fricción de la ropa sintética y la posible electricidad que generó el roce de la misma. Lo relevante es que afirmó que la lucha contra la corrupción y el robo del combustible, continuará.
Luego de semanas de la estrategia de lucha en contra del huachicoleo implementada por López Obrador, la explosión en el ducto de Tlahuelilpan, Hidalgo, llamó la atención no solo de México, sino de los medios internacionales.
A través de sus ediciones impresas y de sus portales web medios de comunicación en distintas partes del mundo han hecho eco de esta tragedia.
Los diarios ‘The New York Times’ y de ‘The Washington Post’ de Estados Unidos destacaron su esfuerzo de López Obrador contra el robo de combustible que deja pérdidas cercanas a los tres mil millones de dólares al año. Y en Reino Unido, el diario ‘The Guardian’ elogiaron las acciones del presidente de México en su lucha contra la corrupción en el área petrolera de México.
De acuerdo con especialista en esta área, Ana Lilia Pérez, en México existen tres modalidades de robo de combustible. La primera es a través de tomas clandestinas que en los últimos años creció de forma importante. De hecho, en el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto se detectaron más de 12 mil sitios de extracción a ductos.
En esta modalidad también hay variantes. Desde hace décadas se construyó una especie de red paralela a los poliductos para extraer permanentemente el combustible.
“Son conexiones muy bien hechas, instaladas por profesionales”. Otra forma de extracción clandestina son las llamadas “tomas calientes”, es decir, perforaciones que se realizan de manera improvisada para extraer hidrocarburos en poco tiempo. Este procedimiento es el que causa más accidentes y por eso también es más visible para los medios y ciudadanos, como el ocurrido en Hidalgo.
Pero hay otros métodos más discretos. El presidente Andrés Manuel López Obrador cuenta que al asumir el gobierno detectaron casas y bodegas construidas a unos metros de los ductos. “Y lo que hacían era ordeñar. Luego guardaban el combustible en las bodegas”. En esta modalidad participan bandas locales, pero también grupos de narcotráfico dice la especialista.
La segunda modalidad de huachicoleo es a través de pipas o camiones cisterna.
Para cargar la gasolina es necesario contar con una factura o recibo que ampare la cantidad de hidrocarburo que se compra en los centros de almacenamiento.
Pero en muchos casos los empleados de Pemex permiten que, con un solo documento, las pipas obtengan dos o tres cargas de combustible. Es decir, por cada cargamento legal de gasolina o diésel existen uno o dos ilegales. A veces la compra se realiza con facturas clonadas o apócrifas, y se han detectado casos donde las pipas entran a los almacenes de Pemex sin ese documento.
La tercera modalidad es con barcos que transportan el combustible por vía marítima. Se han detectado decenas de embarcaciones que zarpan de Ciudad del Carmen, Campeche, en el sureste y cruzan el Golfo de México para llevar hidrocarburos a puertos en Tamaulipas, en el noroeste.
Estos grupos contratan personas que conocen la región, un área de 11 mil kilómetros cuadrados, y en ocasiones utilizan a exempleados de las plataformas marítimas. A veces los piratas también roban equipo de plataformas marítimas abandonadas e inclusive se han detectado intentos de abordaje a instalaciones en funcionamiento.
Con estas tres modalidades de robo de combustible el año pasado, Pemex registró pérdidas por 60 mil millones de pesos.
Un delito que el nuevo gobierno de México pretende erradicar con su estrategia antihuachicoleo. Según López Obrador, ya hay resultados: por ejemplo, el martes 8 de enero se registró el robo de 27 pipas con gasolina, la cifra más baja “desde la expropiación petrolera” en 1938. Lo ocurrido en Hidalgo llamó la atención nacional e internacional de esta lucha contra la corrupción que emprendió López Obrador contra el huachicoleo. La pregunta se la hacen todos: ¿Cómo estará la corrupción en las demás áreas del gobierno?
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.