SADYHEL ASTUDILLO

La semana pasada se hizo la recomendación de ver la película –recién “estrenada”- ROMA, además de hacer unos comentarios, se mencionó una postura en contra de las cadenas de cines de país al no querer exhibirla, pero dicha decisión no fue totalmente de ellos, mucho tuvo que ver el hecho de que la película fuese una producción de la plataforma Netflix, así como los tratos y acuerdos que tuvo el director con la misma, decisiones que son muy aparte de la “voluntad” de los cines a querer proyectarla. Dicho lo anterior, termino mi aclaración.
Aprovechando que ya se tocó el tema del cine, se seguirá comentando sobre el mismo en esta ocasión.
Una de las razones por las que se recomendó ampliamente la película Roma, es por el hecho de tener una excelente producción y que, no se necesita ser un experto en todo lo relacionado con el cine para poder disfrutarla y notar todo su buen trabajo. Sin embargo, estamos ante una película de las que llaman, contemplativa, es decir que no está cargada de adrenalina, si no de drama y que la mayoría de sus tomas van a ser lentas con un desarrollo de trama que avanza a paso lento pero firme. Pero, justo son esas las películas que no son tan taquilleras ni populares, más aun en los gustos de la gran mayoría de los mexicanos pero, ¿Por qué sucede eso?
En algún momento de la formación escolar se deben de leer libros que nos son escolares (el Principito o el Diario de Ana Frank por ejemplo), si tenemos suerte nuestro profesor nos va a dar a escoger entre varios títulos si no, nos dirá cual leer sí o sí. En el caso de que nos den a escoger que título leer, la gran mayoría, lo expreso sin temor a equivocarme incluso uno mismo elegirá el libro en base a su grosor o cantidad de páginas más que por su título o contenido, lógicamente prefiriendo el más ligero. Lo mismo va a suceder con las películas, se preferirán las de acción o comedias románticas sobre las películas lentas en las que “nada más platican”, esto se traduce en una tremenda y desafortunada pereza mental, evitando leer y procesar la información, ya sea del libro o de la película y dejándonos llevar por lo fácil y digerible para evitar esforzarnos de más. Y de nuevo, ¿Por qué sucede eso?
Esto es debido a la falta de cultura y una mala costumbre, aplicando tanto para las películas como para los libros e incluso también para la música, las revistas, los programas de televisión, etc. Si desde pequeños no comenzamos a leer –empezado por libros infantiles lógicamente-, conforme vayamos creciendo vamos a tener una total falta de interés por la lectura y nos va a causar pereza cualquier libro, por consiguiente al tener en nuestras manos un libro “sesudo” que su lectura requiera nuestra total concentración, se nos va a volver una total agonía el leerlo si no es que de plano no lo leamos. Lo mismo ocurre para las películas y los demás ejemplos que se mencionan al principio de este párrafo, si no le tomamos el gusto a estos desde pequeños y conforme crecemos vamos “madurando” nuestra selección de que más, leer o ver, nos quedaremos en el atolladero de siempre elegir algo que no requiera el mínimo esfuerzo para disfrutarlo, alejándonos de clásicos y joyas que realmente nos aportaran algo de valor.
La batalla está perdida si nuestra decidía es en un principio hacia la lectura, ya que la falta de esta va a provocar que nuestra comprensión sea mínima y por lo tanto no logremos disfrutar plenamente de todos lo que nos dispongamos a ver o leer. Así que, esta es una invitación para que, sin importar la edad que se tenga, comenzar a cultivarse un poco en todo ámbito: lectura, entretenimiento, amistades, etc., nunca es tarde para hacer un cambio positivo.
Finalmente y no menos importante, aprovecho para enviarles un atento saludo y mis mejores deseos a todos ustedes amables lectores; así como a mis seres queridos para que pasen una excelente noche buena y una agradable navidad.
P.D. Por favor evitemos el comprar pinos reales para adornar nuestras casas en estas días, pocas acciones son tan banales y egoístas como esta, por mucho que vengan de “sembradíos” de pinos dedicados a ese fin, es literalmente poner a un ser vivo a morir lentamente en nuestra sala. Y si, quizá podríamos decir que ocurre lo mismo cuando compramos algún vegetal para después comerlo, pero ese producto será alimento que nuestro cuerpo va a aprovechar; por el contrario, el pino será simple y llanamente un adorno.