Isidro Bautista

Al ya fallecido líder sindical Fidel Velázquez Sánchez se le atribuyó la famosa frase “El que se mueve no sale en la foto”, aunque hay testimonios históricos de que su autor fue el político español, andaluz para más señas, Alfonso Guerra. Es una expresión que fue una especie de dogma entre los políticos de al menos los últimos 40 años del siglo pasado.
Significaba algo así como una advertencia para aquellos que no podían controlar sus ansias de ser candidatos a algún cargo de elección popular y hacían en público toda clase de desfiguros para llamar la atención de los que decidían la suerte y el futuro de los militantes del Partido Revolucionario Institucional, el otrora Partidazo, que era la puerta segura al sitio donde estaba la escalera para ascender en política.
Era, también, un recordatorio de que, por sobre muchas cosas, se tenía que guardar disciplina partidaria y esperar la voz celestial y el humo blanco que eran las señales para, entonces sí, lanzarse en pos de una candidatura.
Para quienes quizá ya no lo recuerden, Fidel Velázquez fue quien de humilde repartidor de leche se convirtió en el principal cacique del sindicalismo mexicano. Hombre de pocas palabras, pero de una incuestionable fuerza política derivada del férreo control que ejercía en y desde la Confederación de Trabajadores de México (CTM), motejado por sus malquerientes como Don Perpetuo, el líder cetemista era considerado un sabio de la política.
Hoy, Fidel Velázquez ya no está en este planeta, ya no existe nadie que aplique el “estate quieto” a los acelerados de la política y el PRI es un partido político moribundo que se resiste a morir, únicamente por la respiración de boca a boca que le aplican quienes lo necesitan como franquicia para sus futuras aventuras.
Hoy, los tiempos han cambiado. Todo mundo se mueve. Ya no les importa la foto. Ya no hay nadie que enfríe a los calenturientos.
De esta suerte, vemos que, a pesar de que faltan más de dos años y medio para que la pachanga electoral comience, más de cinco, entre hombres y mujeres, andan moviéndose para alcanzar la candidatura a gobernador del estado.
No les importa eso de que “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Ahora el grito de guerra es: “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”.
Véanlos. Usted, estimado lector, ya los conoce. Ahí están en las páginas de los periódicos, en los noticieros de radio y televisión, en las redes sociales.
La carrera por la gubernatura es de resistencia. ¿Quiénes se quedarán en el camino, agotados, sin gas, por mal administrar sus fuerzas y energía? Ya se verá.