La consulta para cancelar el aeropuerto de Texcoco no fue la mejor: Astudillo.— Banqueros rechazan la decisión de hacer el aeropuerto en Santa Lucía.— Toño Gaspar también quiere hacer su consulta pública sobre Capach

Enrique Vargas

Era lógico que el resultado de la consulta sobre el aeropuerto de Texcoco fuera negativo, porque ese ejercicio fue propuesto, organizado y calificado por el partido Morena, que ya había mostrado su determinación de no permitir que se continuara con las obras que se realizaban, para cambiarla a la base aérea de Santa Lucía, donde ahora tendrán que iniciar los trabajos para cumplir con la ampliación de los servicios aeroportuarios que reclama el crecimiento de las actividades relacionadas con ese medio de transporte.
Consultado sobre esa decisión, el gobernador Héctor Astudillo Flores señaló que ya se advertía que finalmente esa sería la determinación a la que llegaría quien habrá de encabezar el nuevo gobierno federal, a partir del 1 de diciembre.
En su opinión esa determinación “no fue la mejor”, por lo que espera que “ojalá que eso no traiga consecuencias de carácter financiero”.
Sin embargo, todo indica que si habrá afectaciones a la economía nacional, porque el dólar, al cerrar los bancos, se encontraba en 20.30 pesos, aunque había expectación para ver si en los próximos días volverá al precio que tenía antes de la consulta o si, por el contrario, se provoca una mayor depreciación de la moneda mexicana.
Se trata de una decisión que muy poco tiene de técnica y que, por el contrario, muestra una marcada tendencia política, ya que el presidente electo y su equipo de trabajo, ya habían mostrado su intención de ir contra el proyecto y los trabajos que se realizaban en el vaso de Texcoco.
Esa supuesta consulta, en la que participaron muy pocos ciudadanos, si se tome en cuenta el padrón electoral y el hecho de que en la elección pasada, que favoreció a AMLO participaron cerca de 55 millones de personas con derecho a votar, aunque el padrón total de ciudadanos registrados es de 90 millones de mexicanos.
En esta consulta de Morena acudieron poco más de un millón de personas, que no son suficientemente representativas de la sociedad mexicana y menos para tomar una decisión que tendrá una influencia importante en la economía mexicana y las condiciones para los próximos años.
BANQUEROS RECHAZAN LA DECISIÓN DE HACER EL AEROPUERTO EN SANTA LUCÍA.— El que seguramente es el banco más grande que opera en México, el BBVA-Bancomer sostuvo que cancelar la obra de Texcoco “es una mala decisión y genera dudas sobre el Estado de derecho en el país”.
Provocar dudas sobre el respeto o la falta de respeto a las inversiones puede ser una política que provoque serias consecuencias para México, para su crecimiento económico, la generación de empleos y la buena conducción de la economía mexicana, por una decisión más política que técnica o económica.
El director general de ese banco, Eduardo Osuna Osuna, señaló que lo importante no es la cancelación del proyecto en sí mismo, sino “el mensaje de incertidumbre que se envía a los inversionistas”.
Un país que no respeta los proyectos, los contratos con inversionistas nacionales e internacionales, se coloca en una situación muy vulnerable, porque esos capitales son de gran valor y tienen una importante trascendencia en la economía, al grado de determinar el avance o retroceso de la nación que no sepa darles la seguridad necesaria.
La cancelación de una obra tan importante como el aeropuerto de Texcoco y la incertidumbre de no saber qué va a ocurrir con los capitales invertidos hasta ahora, es una muy mala señal, que no genera confianza entre los inversionistas, de modo que una primera reacción será no invertir más en ningún proyecto dentro del país, por el temor de que les afecte con un decisión populista como la que se hizo.
Cuando se dan problemas de falta de confianza y certidumbre, se generan situaciones tan graves como la del “error de diciembre”, que en 1994 provocaron Ernesto Zedillo y Carlos Salinas, que llevó a una enorme fuga de capitales, al grado de que al gobierno de México no le quedó dinero ni para atender sus más elementales necesidades.
En ese momento, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, urgió a su congreso a aprobar un crédito de 20 mil millones de dólares, para las necesidades básicas del gobierno zedillista.
Y no lo hizo porque fuera muy generoso, sino porque una crisis económica grave en nuestro país tiene también consecuencias de alto riesgo para el vecino el norte, de modo que esa ayuda, que no fue de gratis sino que salvó la parte más grave que enfrentaba la economía mexicana y evitó que EU se contagiara del mismo problema.
Por eso, hay que esperar que esas malas decisiones de AMLO no sean el principio de una mala y pésima situación económica para los mexicanos, durante los próximos 6 años.
TOÑO GASPAR TAMBIÉN QUIERE HACER SU CONSULTA PÚBLICA SOBRE CAPACH.— Tres alternativas plantea el alcalde capitalino, Antonio Gaspar Beltrán sobre la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo (CAPACH): que funcione mejor con el pago puntual de los usuarios, que le transfiera al gobierno del estado y, tercero, que se privatice.
Llevar el tema a consulta pública (¿cómo AMLO?), tendría como respuesta principal que se le transfiera al gobierno estatal, que tiene más dinero, para que mejore y se garantice que el líquido llegue a las casas.
La privatización no funcionaría, porque los gobiernos tienen la obligación de llevar agua a todos los ciudadanos; es un derecho humano, irrenunciable, y la empresa que la tomara tendría el mismo problema de la falta de pago, pero el gobierno seguiría como responsable de que el pueblo tenga agua.
¿Qué sería lo mejor?
Continuar con el sistema actual, con campañas para que los usuarios paguen el servicio y darle viabilidad a la empresa municipal.
Los viajes que han hecho el alcalde y sus colaboradores a otras entidades, deben darles la respuesta de la mejor opción.
Lo único que no pueden hacer es dejar de dar el servicio, porque entonces si habría broncas. No hay de otra.
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