* Ubicado en el municipio de Quechultenango, este sitio natural se convirtió en una de los lugares que más visitantes recibe durante los fines de semana

JESÚS SAAVEDRA

El manantial El Borbollón sigue siendo una opción de visita familiar en Quechultenango a donde llegan visitantes de municipios de la región Centro en su mayoría y donde reclaman mejoras en los accesos a este sitio de entretenimiento.
A unos 40 minutos de Chilpancingo, este lugar en el municipio de Quechultenango es un sitio de recreo para decenas de visitantes los fines de semana, que ven una opción de diversión a bajo costo y en un manantial que emana de manera natural.
El lugar se ha recuperado poco a poco después de las tormentas ‘Ingrid’ y ‘Manuel’ en septiembre de hace cinco años y una docena de pequeños locatarios que se han establecido en El Borbollón apenas recuperan la actividad económica con la creciente visita de paseantes a este lugar.
Llegas a El Borbollón desde Chilpancingo a Quechultenango, enseguida está el poblado de Coscamila y hay un acceso de un camino de terracería de un kilómetro en mal estado, el cual piden visitantes y comerciantes del lugar que sea reparado por las autoridades del estado o del municipio.
El Borbollón, por iniciativa de los habitantes de Coscamila, de quienes proveen de servicios en el manantial, decidieron por cuenta propia rehacer los diques de contención y reconstruir un pequeño charco para contener el agua que nace del manantial y que es el Río Azul.
Con llantas rellenas de tierra colocaron una especie de muro de contención con el otro río que viene de Mochitlán, colocaron un muro de piedras que sirve para contener el agua del Río Azul y formar un charco para disfrute de decenas de familias que acuden cada fin de semana.
Para ingresar, autoridades de Coscamila cobrar una cuota mínima de 15 pesos para ingresar con automóvil hasta una amplia zona de estacionamiento.
En los alrededores de El Borbollón, hay una docena de establecimientos que venden comida, antojitos, fruta picada, agua fresca, refrescos, cerveza, chicharrones, botanas y fritangas, hay presupuesto para todo tipo de presupuesto, aseveran los visitantes.
Este sábado en el lugar había hasta un autobús que vino desde el puerto de Acapulco, en el que viajaron una docena de familias, “no conocíamos y nos habían hablado de este lugar, quisimos venir a conocer con los chamacos y está padre, está barato, todo muy rico y muy limpio”, asevera doña María, quien junto con su esposo y tres hijos hicieron este viaje desde el puerto hasta Quechultenango.
Otro joven, parte de este viaje desde el puerto, viajó con unos primos que vienen en pareja y sus hijas; traen su hielera con unas cervezas y consumen con fervor la jícama y el mango verde picado con salsa, limón y chile en polvo, “pues en Acapulco nos hubiésemos gastado lo doble que acá. Nos tocó conocer este bello lugar natural, con gente amable y claro que vamos a regresar a pasar un buen rato”, asevera Juan.
Un matrimonio con sus dos hijos y sus suegros pagaron en promedio una cuenta de “500 pesos por comida para seis personas, refrescos y cervezas, tortillas saliendo del comal, fríjoles fritos y salsa de molcajete, hasta un trago de mezcal degusté”, dice satisfecho, Armando que viajo desde Chilpancingo hasta esta belleza natural.
Mari es una señora que atiende las mesas que han instalado las cabañitas que ofrecen comida y antojitos a los paseantes, está contenta porque tendrán un buen sábado con la presencia de unas 200 personas en El Borbollón, “poco a poco está regresando la gente, luego de Ingrid y Manuel nos fue mal porque se tuvo que reconstruir todo y para acabarla hace unos dos años hubo una tormenta y cayó un rayó y lesionó a varias personas, pero gracias a Dios ya estamos recuperándonos”, asevera.
La mayoría de los locatarios no se quejan de falta de personas que atender, mueven la cocina para preparar lo mismo cecina, carne enchilada, carne frita de puerco, picadas, mojarras fritas, “ya hay movimiento y más visitantes a El Borbollón, ojalá haya promoción de esos destinos alternativos para los turistas y nos visiten, que conozcan y prueben nuestros servicios”, señala Esteban propietario de una palapa.
Los dos accesos vehiculares están en maltrechas condiciones por la temporada de lluvias, por eso los propietarios de cabañas y los visitantes hicieron un llamado a las autoridades del gobierno del estado que les ayuden a repararlos.