Alejandro Mendoza

 

Hoy quiero compartirles un tema necesario en razón de las constantes expresiones y opiniones negativas y llenas de desánimo en cuanto a las posibilidades de un mejor escenario de vida en medio de la caótica situación prevaleciente en todas las áreas de la sociedad.

Debemos estar conscientes que toda acción, meta, sueño o emprendimiento, pequeño o grande, fácil o difícil, siempre tendrán obstáculos y barreras que superar.

Desde luego que los retos y los obstáculos forman parte importante de nuestra vida cotidiana en todas las esferas de la comunidad, y esto nos puede permitir mejorar día a día, o bien, empeorar.

No es fácil mantener la visión y el propósito en medio de un escenario que constantemente provoca una confrontación y desgaste de energía.

Los obstáculos en nuestra vida, a pesar de que nos ofrecen resistencia y generalmente van en sentido opuesto a nuestra dirección de vuelo, son precisamente los que nos hacen fuertes, siempre y cuando no desistamos ante ellos, y más bien los aprovechemos al máximo; lograr el éxito, depende de ello.

Cada quien vive experiencias, aunque a veces aparentemente similares, lo cierto es que cada quien asimila el aprendizaje de manera distinta y en ocasiones unos más productivas que otras.

Uno de los principales obstáculos que te impiden alcanzar el éxito, es el hecho de estar predispuesto a fracasar. Si bien, la predisposición no es más que un estado mental, posiblemente basado en prejuicios, altera tu forma de pensar y por tanto tu comportamiento, reacción y toma de decisiones con respecto a lo que quieres lograr.

Lo ideal, es que tengas disposición a triunfar, que desde el principio tengas como lema, lograr lo que te propones, alcanzar tus sueños, sin importar lo que ocurra, ni lo que hagan los demás.

En la actualidad muchas personas tienen miedo a las críticas, y ese es un gran obstáculo que en ocasiones se impone y se piensa que si se continúa en el camino, la gente va a criticar o se va a burlar de lo que se hace. Cuando realmente, en el mayor de los casos, los demás están tan ocupados cada uno con sigo mismo, que ni tiempo les queda para criticar. Además de que en el 95% de las ocasiones, lo que la gente nos brinda, no son burlas sino su apoyo, cuando de querer lograr el éxito se trata.

Se hace obvio que si no se está preparado ante cierta eventualidad, lograr el éxito se hace más difícil. La preparación disminuye los nervios, la timidez y a nivel personal mejora la autoconfianza y autoestima.

Estar preparado puede tratarse de estudiar, analizar la situación, adoptar técnicas de algunos mentores, o simplemente convencerse así mismo de que lo que se hará, se hará bien.

El experto especialista en estos temas, Juan Sebastián Celis Maya, sostiene que muchas veces nos enfrascamos en nuestra propia realidad y no vemos más allá de la nariz. Creemos que lo que podemos lograr es poco y que nuestro alcance es netamente local.

Pues bien, así como muchas otras cosas, pensar en grande, es un hábito que se puede adquirir. Muchos malintencionados tratan de vender la idea de que nunca llegará a ser una grande persona, grande profesional, grande padre, grande personaje histórico… etc.

La buena noticia es que lograr cosas grandes, depende única y exclusivamente de uno mismo, por lo que la solución, sin ir más lejos, se encuentra básicamente en lo que piensas y sientes a diario. Si piensas en grande, logras cosas grandes. Si no, no. Así de simple.

Similar a la predisposición al fracaso, el negativismo nos sincroniza con una frecuencia de pérdidas. Pensar que las cosas no saldrán bien, sólo podrá empeorarlas. Ser una persona negativa nunca le ha servido a nadie de nada.

Por el simple hecho de que no se domina la mente inconsciente y los pensamientos. De alguna manera existe una programación para pensar siempre en lo peor primero, para evitarnos posibles traumas, esto es una condición humana. Sin embargo, también nos detiene y obstaculiza el camino al éxito.

A la hora de querer lograr los sueños, metas, lo que te propones, o simplemente el éxito, es indispensable superar estos obstáculos, para salir beneficiado de la mejor manera posible.

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz

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