Nace primer cotidiano

 

Por Chanssonier

 

El 8 de julio de 1947 se entró aquí a la era del periodismo cotidiano, al publicarse el “Diario de Guerrero” editado por don Humberto Ochoa Campos, contando con el patrocinio del gobernador general Baltasar R. Leyva Mancilla, quien facilitó los talleres gráficos de propiedad oficial, para la realización de esta histórica actividad.

Vio a luz del día el cotidiano, en una casa ubicada en la segunda calle de Zapata, predio que era propiedad de la familia Neri. Semanas antes de salir la publicación, se le hicieron las reformas necesarias para instalar la prensa, el linotipo, las mesas de composición, así como los anaqueles para el tipo movible y materiales de impresión.

La noche previa al nacimiento de la publicación, estaban en la redacción aparte del señor Ochoa Campos, el profesor Aarón M. Flores que sería el director, el profesor Daniel Ramos González, el caricaturista Genaro Mendoza, así como otras personas que colaborarían sobre todo en la página editorial. Se escogió el día 8 de julio para iniciar su publicación, por ser el onomástico de doña Fermina Ventura de Leyva, esposa del gobernador.

Con el correr de los días se incorporaron al periódico, dos entusiastas jóvenes que más adelante se destacarían notablemente, Manuel S. Leyva Martínez y Rogerio C. Armenta Ramírez, que más adelante volarían a mayores latitudes. Al ausentarse de esta ciudad el señor Ochoa Campos dejó el periódico en manos de Juan R. Campuzano; éste a su vez en las de Alfonso Ramírez Altamirano, quien lo clausuró.

El periódico volvió a mirar la luz pública hasta 1969; en esta ocasión se desprendió del gobierno para ser editado de manera particular.

Tal es en resumidas cuentas la vida de “Diario de Guerrero”, el más antiguo de todos los que se publican en la entidad.

 

Antiguo palacio penal

 

Los recios temblores ocurridos en los años 1902 y 1907, dejaron dañada la cárcel que estaba en la parte norte de la plaza cívica, por lo cual el gobierno del ingeniero Damián Flores, determinó levantar un nuevo reclusorio al suroeste de la ciudad, en un terreno de 3,741 metros cuadrados del que era propietario el propio gobierno.

Este edificio que aún está en pie, es actualmente utilizado por tribunales federales. Fue levantado a base de cantera blanca, con macizos contrafuertes para resistir los sismos, que en esta parte del país son frecuentes. La fabricación del edificio tuvo un costo de $26,346.83.

Por espacio de muchos años esta formidable construcción dio cobijo a la presidencia municipal, en su parte que da a la calle Juárez, en tanto el resto del inmueble hasta lindar con la calle Teófilo Olea y Leyva, está destinado para usos diversos.

A más de un siglo de haberse inaugurado, el conocido palacio penal tiene su parte oriente encalada, en tanto la poniente pueden mirarse las macizas piedras blancas de su edificación.