¡Cuidado con los complots Héctor Astudillo!

 

Felipe Victoria Zepeda

 

El jueves le tocó ración de histeria por la anarquía a los capitalinos de Chilpancingo.

Los señores transportistas pueden ser víctimas de injusticias laborales con sus eternos explotadores los patrones, dueños del vehículo, de las placas o del sitio o ruta, porque hay que esforzarse mucho para sacar las rentas y alquileres, y para colmo ahora también la cuota para los sicarios de las mañas, porque esos matan.

Gobernador que llega, gobernador que les promete exactamente lo mismo y cuando expiden centenares de concesiones, los choferes no alcanzan ni una, a menos que les alcance para pagar su alta cotización.

Sí, está muy de la fregada su situación; lo entendemos y comprendemos, pero todo eso de ninguna manera justifica el que cometan delitos contra las vías de comunicación bloqueando avenidas y paralizando el servicio público que están obligados a dar; sus derechos gremiales no pueden estar sobre los de terceros ajenos a su problemática.

Pero los líderes ya bien que se la saben: hay que presionar a las autoridades para mantenerlas como rehenes de sus caprichos y de paso conseguir una buena mochada, aunque tengan que pagarle diezmo a los funcionarios que les hacen llegar las dádivas, así ha sido siempre.

Claro que los transportistas hacen rendir las concesiones; de un juego de placas por lo menos hacen dos clones con vehículos similares y después cuatro, al cabo que los tránsitos ni se meten con ellos y los corruptos de transportes se conforman con las dádivas en la revista anual.

¿Qué sucedería el día en que a los patrones del transporte les exigieran hacer pública su declaración patrimonial antes de asumir el cargo y después de tener que dejarlo?

¿Es cierto que familiares de exgobernadores extintos y sobrevivientes poseen muchos juegos de placas?

La situación del transporte público en Guerrero, como en muchas otras partes, es como una hedionda porqueriza, donde la higiene les causaría estornudos y horror a los que se revuelcan contentos porque es la forma de ser que conocen, así que no es culpa tan solo de autoridades corruptas, sino de ambas partes.

Rarísima vez han visto que la fuerza pública actúe para disolver plantones y bloqueos, peor aún desde que se puso de moda el equivocado respeto a derechos humanos de quienes infringen las leyes alterando el orden y la paz

Los reclamos y acusaciones ya se las saben de memoria para acusar de brutalidad policiaca a los uniformados que tienen que cumplir órdenes.

Cuando de causalidad cae preso por unas horas algún líder, ya saben que hay que echar montón para que lo suelten desde el Ministerio Público, y si acaso lo consignaran, de inmediato lo convierten en mártir y preso político, para que el gobierno acabe doblando las manos y hasta pagando las fianzas a veces.

El cuento de nunca acabar en un perfecto círculo vicioso donde  quienes pagan los platos rotos son los usuarios del transporte y el resto de habitantes.

Pero los choferes ya se acostumbraron a hacerse los sufridos y por gusto o a fuerza participan en movilizaciones que a los que beneficiarán es a sus explotadores de siempre y a los lidercillos pillos.

Por eso cada que hacen de las suyas, como el jueves en Chilpancingo, a sus madrecitas les han de doler los oídos, el pueblo no puede simpatizar con esos procederes.

Si de veras tuvieran pantalones y tanta es su “sed de justicia”, debieran de exigir la expropiación de concesiones a quienes tengan más de dos o tres juegos de placas y vehículos y no los trabajan físicamente.

¿Qué pretenden ahorita los amafiados transportistas de Chilpancingo y La Sierra?

Hay grupos políticos que le sacuden el tapete al nuevo gobernador y por eso Astudillo está acosado desde todos los flancos, cuando no le brinca un problema aquí, le salta por allá.

El pasado jueves en que se decidieron a hacer las cosas conforme a la ley disolviendo el bloqueo se armó la trifulca; hay por ahí de setenta y tres detenidos porque les encontraron armas de fuego, cocaína y vehículos robados, pero además son cultivadores sierreños de amapola que balacearon e hiriendo por lo menos a cuatro policías y secuestraron a uniformados para intercambiarlos por manifestantes capturados.

Creyeron los anarquistas que habría vista gorda y como no querían quitar el bloqueo, lo disolvió la fuerza pública. Qué desgracia que en Guerrero cuando por fin se actúa con la ley en la mano, de inmediato surjan los conflictos mañosamente politizados.

Florencio Salazar Adame y el secretario de Seguridad Pública estuvieron muy en su lugar igual que el fiscal general, Xavier Olea; el gobernador Astudillo fue prudente y silente para no agotar su jugada defensiva, pues ahora lo pondrán en predicamento por los supuestos desaparecidos

Comienza otra mala racha de ingobernabilidad en la entidad, porque las mañas no se  alinean ni se dan por vencidas, hay por ello inquietud en lo que vendrá a hacer y disponer el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong. ¡CUIDADO!, recordemos lo que le sucedió a Aguirre Rivero por no hacer caso de las observaciones de Bucareli y se amachó en auspiciar los grupos armados de autodefensa.